jueves, 19 de marzo de 2015

El Apóstol, de Fernando Cortizo, o la maldición del aquelarre distribuidor...


                              


El apóstol o la tradición gótica de la Santa Compaña gallega en animación 3D



Título original: O Apóstolo
Año: 2012
Duración: 72 min.
País: España
Director: Fernando Cortizo
Guión: Fernando Cortizo
Música: Xavier Font, Arturo Vaquero, Philip Glass
Fotografía: Matthew Hazelrig
Reparto: Animation (Los personajes están diseñados a partir del físico de los actores Luis Tosar, Carlos Blanco,  Celso Bugallo, Geraldine Chaplin, Manuel Manquiña, Jorge Sanz y Paul Naschy entre otros, quienes les aportan sus propias voces.)
Productora: Artefacto producciones

Quisiera en la crítica de esta semana recuperar una película que se mal estrenó el año 2012 de una manera casi clandestina, porque, habiendo prometido la distribuidora su estreno en 80 salas, sólo pudo verse en 20, en horarios poco atractivos y en salas alejadas del centro de las ciudades, lo cual hizo que, económicamente, el fil fuese un fracaso absoluto. De la inversión de 5’2 millones para hacer la película, solo se recaudaron 60.000€, lo que ha motivado a su productor y director Fernando Cortizo a comercializar en DVD la película, que puede ser adquirida, como yo así lo hice, en esta dirección electrónica: http://oapostolo.tictail.com/.
        Esta realidad, desgraciadamente, también forma parte de nuestra deficiente y anómala industria cinematográfica, para la que es indiferente, parece que El Apóstol consiguiese el Grand Prix en el Festival  CINEHORIZONTES de Marsella; el primer premio en el Festival EXPOTOONs de Buenos Aires; el Gran Premio del Jurado en el FANTASPORTO; el premio del público en el Festival de ANNECY, el festival más importante de animación del mundo, y el premio a la mejor película al WEEKEND of FEAR en Berlín.
Es decir, un palmarés difícil de igualar per cualquier otra película de animación española. Si añadimos a todo ello que Tim Burton elogió la película i declaró que no le hubiese importando ser su director, redondeamos un conjunto de avales que habrían de hacer obligatoria la visión de esta meritoria película rodada en Stop Motion y 3D. Aunque solo fuera por la solidaridad propia de los cinéfilos, animaría a los lectores de esta crítica a contribuir, con la compra de la película, a ponerle remedio a la ignorancia que de ella se tiene incluso en los círculos de aficionados al cine y concretamente al cine español, que somos muchos. Piense el benemérito aficionado que estamos hablando casi de una película maldita, de una rareza que merece la pena verla y que forma parte de nuestra videoteca particular.
Lo primero que sorprende gratamente de la película es que los muñecos de plastilina con los cuales se ha hecho, reproducen las facciones de actores tan conocidos como los reseñados en la ficha de la película, los cuales, además, doblan con sus voces los muñecos tan bien animados y tan magníficamente fotografiados, porque hemos de apresurarnos a decir que una de las grandes virtudes de la película de Fernando Cortizo, si no la mayor, es la exquisita puesta en escena, con unas exteriores e interiores muy sugerentes y conseguidos. Aunque cuesta aceptar que una película de animación pueda generar miedo en el espectador, lo cierto es que los paisajes, los personajes y las decoraciones de los interiores de la película lo consiguen sobradamente. La intensa expresividad de los personajes y el ambiente tenebroso donde se desarrolla la acción hacen que la dimensión gótica de la película alcance unos niveles de verismo propios de una película con actores de carne y hueso [No viene a cuento, pero aprovecho para recomendar De carne y hueso (2012) de Jacques Audiard, con una impresionante Marion Cotillard]. La ingenuidad del protagonista, a imagen y semejanza, más la voz, de Carlos Blanco, Ramón Fortes, consigue que el espectador simpatice con su destino de ladrón burlado, porque la historia gira alrededor del propósito de un ladrón fugado de la prisión para hacerse con las joyas que otro prisionero, con quien quiere escapar –breve pero magnífica y divertida aparición de Luis Tosar– para ir a buscarlas, dejó en una aldea perdida en el camino de Santiago. Así pues, la aventura de Ramón Fortes y los peligros por los que ha de atravesar para conseguir el botín deseado son, en esencia, el esqueleto argumental de la obra. Su peregrinar le acaba llevando al pueblo imaginario de Xanaz, aunque, en el mismo camino de Santiago, hay un caserío con el mismo nombre, entre San Romeo da Retorta y Santa Cruz da Retorta. El pueblo esconde un secreto tenebroso en el que Ramón va siendo introducido gracias a la sospechosa amabilidad de los extraños pobladores del lugarejo. Poco a poco, sin embargo, su presencia curiosa y entrometida, acaba convirtiéndose en un problema para la conservación de los intereses de los habitantes del lugar. Los intentos de Ramon Fortes para recuperar las joyas son infructuosos, pero en lugar de las joyas acaba descubriendo que… y aquí es donde el crítico ha de suspender el resumen y pasar a una interpretación que no desvele el final, propio, además, de una película de terror, lo cual haría imperdonable su osadía.
La película, no hace falta decirlo, es de una perfección técnica sorprendente, y el diseño de los paisajes y de los interiores poco tiene que envidiar a los reales, aunque muy probablemente al director le hubiera costado mucho hallarlos, reales, con la capacidad sugerente y poética de los que aparecen en la película. Hay, si acaso, una pega que ponerle a la película, además de la previsibilidad del desarrollo argumental, demasiado ajustado a las características habituales en el género, y no es otra que el ritmo excesivamente lento con que se desarrolla la historia y, y eso acaba enfadando al espectador, al menos a éste que firma, la atonía con la que habla el protagonista, Ramón Fortes, algo que no sucede, sin embargo, con su antagonista, el diabólico párroco de Xanaz, perfectamente interpretado mediante la voz maravillosa de Celso Bugallo, plena de matices y riqueza sonora. En conjunto, la película sorprende por sus niveles de calidad, a la altura, e incluso superiores, de películas como La novia cadáver (2005) de Tim Burton, por ejemplo, aunque en la edición de los Goya de 2013 El Apóstol no recibió ningún premio. La historia, plenamente arraigada en el mundo gallego de las ánimas en pena, de las creencias en los espíritus y las maldiciones, etc., se anima mucho cuando entran en escena el Arcipreste de Santiago y su ayudante, los espléndidos Jorge Sanz y el mítico Paul Naschy (nombre artístico, como todo el mundo sabe, del actor y director Jacinto Molina), quien murió poco antes de que la película se estrenara y a quien Fernando Cortizo ha dedicado su película como señal de homenaje a su trayectoria en el mundo del género del terror, al cual pertenece este El Apóstol por derecho propio, llena de referencias críticas hacia los estamentos religiosos, lo cual bien podría hacer pensar en que la película arrastre una cierta maldición que hubiera contribuido a su condición de película maldita…

         


        

2 comentarios:

  1. Vi la película en la versión alquilada de veinticuatro horas y no he podido repasar mis impresiones sobre esta interesante cinta que sorprende por su magnífica puesta en escena y su maravilla técnica de cine de animación. No hago sino coincidir contigo en la apreciación del filme como recreación del submundo gallego con su cohorte de leyendas en la aldea mítica de Xanaz. Me gustó, pero tuve la impresión de que a esta película le faltaba algo de salero. Muy densa pero poco chispeante. En algún momento eché en falta la presencia de algún personaje femenino que alegrara el sombrío y neblinoso mundo de O apostolo. Y convengo contigo en el ritmo moroso que me hizo cerrar los párpados en una de las noches en que empecé a verla en mi iPad. Creo que le faltaba ritmo y una heroína que hubiera ayudado a Ramón Fortes. Pero me sorprendió gratamente la calidad técnica.

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  2. Ya me ha pasado con varias producciones españolas: unas excelentes hechuras técnicas y una clamorosa ausencia de interés en el guión. Aquí sucede. A una realización exquisita, con una puesta en escena de altísima calidad, le acompaña un repertorio de tópicos del género que, además, va acompañado por una morosidad insufrible, como si viéramos a los dobladores superpuestos a las imágenes, no que las voces salieran de sus personajes animados. Con todo, merece ser conocida, por lo que tiene de generoso esfuerzo de producción propia.

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