sábado, 28 de enero de 2017

La vida, la tierra, el ser, el conflicto: “Caos”, de los hermanos Taviani.



Sicilia y los sicilianos, el bosque de los relatos: Caos, de los hermanos Taviani sobre soberbios cuentos de Pirandello. 

Título original: Kaos
Año: 1984
Duración: 188 min.
País: Italia
Director: Paolo Taviani, Vittorio Taviani
Guión: Paolo Taviani, Vittorio Taviani, Tonino Guerra (Historias: Luigi Pirandello)
Música: Nicola Piovani
Fotografía: Giuseppe Lanci
Reparto: Margarita Lozano, Claudio Bigagli, Omero Antonutti, Franco Franchi, Biagio Barone, Regina Bianchi, Ciccio Ingrassia, Enrica Maria Modugno, Nello Accardi, Enzo Alessi, Sabina Belfiore.

Con un prólogo y un epílogo, la película narra cuatro historias sicilianas escritas por Luigi Pirandello, cuatro historias que recogen algo así como esa suerte de relación entre la persona y la tierra que provoca la aparición de psicologías tan marcadas como para identificar un territorio con sus habitantes, algo que, aún se acentúa más en un territorio insular como es el caso de Sicilia, extraídas todas ellas del libro Cuentos para un año. El prólogo nos muestra a unos campesinos que encuentran un cuervo incubando los huevos de la pareja. Enfatizando que es un macho poco macho, si hace eso, los campesinos se dedican a lanzar los huevos que empollaba contra el animal en una diversión a modo de represalia. Uno de ellos, sin embargo, coge al animal, le cuelga un cascabel y lo deja en libertad. El vuelo sonoro del córvido con cencerro va a devenir el intermedio entre una y otra historia, lo que permitirá una sucesión de planos aéreos que nos indican la zona geográfica donde tienen lugar esas historias, propias todas ellas, de terreno árido, de ciudades agrestes y de seres primitivos. La fotografía del espacio natural es una maravilla, y a veces las personas parecen integrarse tanto en él que cuesta distinguirlas, como si se hubieran camuflado. Se trata de cuatro historias muy distintas que responden a algo así como a las “viejas historias del lugar” que Pirandello hubiera escuchado de estos o aquellos labios y las hubiera retenido. El epílogo, permítaseme que empiece por él, está construido sobre otro relato diferente del autor, Una giornata (Colloquio con la madre), en el que el propio Pirandello vuelve a la casa de los padres y tiene una entrevista con la madre muerta, quien le cuenta la única historia que Pirandello no ha podido llegar a escribir nunca, la del viaje a Malta de la familia cuando el padre fue represaliado políticamente. Las imágenes de esa travesía, sobre todo las de la parada en una isla desierta, en la que los niños, después de trepar por una montaña arenosa, se dejan ir, rodando, hasta llegar al mar azulísimo, en un plano fijo desde lo alto de la montaña, impactan al espectador y le confirman las excelentísimas que ha ido viendo en los diferentes episodios, entre los que destaca, con notabilísima fuerza, la narración de un aquejado de licantropía que acaba de casarse y se lo revela a su mujer, quien, en celo desesperado, se conjura con su madre para que esta y un primo suyo, que se encerraría con ella en la casa, la protegieran contra la amenaza del marido. La narración de cómo, siendo un bebé, se vio expuesto al influjo maléfico de la luna porque su madre había de trabajar de noche en el campo para poder ganar lo suficiente para subsistir, tiene todo el encanto de la historia mosaica y unas imágenes de la luz de la luna vampirizando al niño entre las plantas que constituyen un placer cinematográfico muy especial. Toda la película está llena de hallazgos visuales y de tensiones dramáticas de primer orden. Las escenas del licántropo agarrado al árbol y agitándolo, con la imagen de la copa moviéndose al tiempo que se recorta su movimiento, en contrapicado, contra la presencia todopoderosa de la luna es una maravilla, del mismo modo que lo es la introducción a ella, una secuencia en la que el esposo va a la plaza del pueblo, ante la casa de su mujer, y cuenta públicamente su maldición. El primer episodio es desgarrador y está magníficamente interpretado por Margarita Lozano, a quien, sin embargo, doblaron al italiano. En él, una madre quiere que los emigrantes que se van a hacer la Américas, le lleven a los dos hijos que allí tienen una carta que, una vecina, ha pintarrajeado para ella, porque ninguna de las dos sabía escribir, aunque la joven fingía que sí por mera caridad. Un médico que advierte el engaño, se ofrece a escribirle una carta de verdad, pero, antes, la obliga a explicarle porque rechaza al único hijo que se ha quedado en la isla con ella. Entonces, la madre cuenta la historia de la violación de que fue objeto por un cabecilla garibaldiano que antes asesinó a su marido, con cuya cabeza, delante de ella, jugó a los bolos. El hijo, para su desgracia, es idéntico al padre, por lo que la madre no puede mirarlo sin ver en su persona la de su violador, y de ahí el rechazo que el hijo no comprende, a pesar de sus intentos de acercarse a ella y de ayudarla, porque el hijo parece que haya prosperado en la vida. Es estremecedor, metafóricamente, el horror con el que sigue el espectador el rodar a trompicones de una fruta que el hijo deja para ella y que la madre le devuelve, tirándosela, porque en todo momento tiene presente el rodar de la cabeza de su marido… El tercer episodio es el único que tiene una vertiente cómica y supone un desquite contra el implacable amo de buena parte del territorio, quien, en tiempo de cosecha de la aceituna y de su paso por la almazara, encarga una tinaja gigantesca para contener cientos de litros de aceite. Seguramente por venganza de algún recolector explotado, a quienes el “amo” trata despóticamente, un Ciccio Ingrassia tan espectacular como su pareja cómica, Franco Franchi, la tinaja amanece rota, para desesperación del dueño. Como la rotura ha sido “limpia”, se le convence de que un lañador de la zona obra milagros porque tiene una masa “milagrosa” que permite recomponer cualquier objeto de loza. Aparece el lañador, Franco Franchi, y se activa un microcosmos medieval en el que la presencia del lañador se asocia a la del brujo y, en esa clave, asistimos a un divertidísimo episodio que concluye con el lañador que acaba encerrado en la tinaja sin poder salir de ella, porque no había calculado, siendo él jorobado, que por la boca de la tinaja no le cabía la joroba. A partir de ese momento, se establece un pleito entre el amo y el lañador en el que incluso hay un número musical con una canción tradicional y un baile popular muy evocadores de los tiempos con los que se “conecta” a través de la figura del lañador. No arruino el final, porque merece la pena que no se conozca antes de ver la película. El episodio dedicado a la relación entre unos colonos que no pagan nada por la ocupación de sus tierras al barón a quien pertenecen, y que pleitean con él por poder levantar un cementerio en ellas para no tener que bajar sus muertos en dos días de viaje a pie para enterrarlos en la ciudad tiene todo el encanto de las luchas sociales, los ritos mágicos, las comunidades utópicas y una cohesión “tribal” que hablan bien a las claras de eso que podríamos llamar el tipo “antropológico” que Pirandello se afana por mostrar. Los cuatro episodios, en conjunto, son algo así como un tratado sobre la condición humana y la puesta en escena en los espacios naturales consigue momentos realmente mágicos en la pantalla. Los hermanos Taviani han captado a la perfección la idiosincrasia de los sicilianos, al menos de los de ese territorio limitado del que el autor también se siente hijo, aunque menos feraz: Io [...] sono figlio del Caos; e non allegoricamente, ma in giusta realtà, perché son nato in una nostra campagna, che trovasi presso ad un intricato bosco denominato, in forma dialettale, Càvusu dagli abitanti di Girgenti (Agrigento), corruzione dialettale del genuino e antico vocabolo greco Kaos. He aquí, finalmente, la explicación del título que, en la película, se ofrece como prólogo. ¡Una maravilla de película! ¡Tres horas pasadas en un suspiro admirativo constante!






2 comentarios:

  1. Una de las cosas que me gustan de este blog es descubrir películas con sus abundantes entradas. Ganas de ver Kaos. En Sicilia conocí a mi conjunta! Es un lugar maravilloso. Dejé de leer este post a la mitad para guardar la sorpresa, aunque leí de reojo el final para ver su conclusión, de lo más positiva.

    ResponderEliminar
  2. Influye mucho la base literaria de Pirandello, muy apartada, por lo antropológico, de las obras que le hicieron famoso, como la inmortal Seis personajes en busca de un autor; pero los Taviani han conseguido un cruce entre paisaje y paisanaje espectacular. Es curioso, pero cada vez más voy tendiendo hacia el cine mudo, y no lo digo por la escasez de diálogos de esta, sino porque el silencio bien realizado tiene una elocuencia a la que no llega la palabra. ¡Y que lo diga yo que estoy hecho de ellas...!

    ResponderEliminar