sábado, 12 de enero de 2019

«Following», de Christopher Nolan: un debut magistral.



Los 6.000 dólares mejor empleados en la Historia del Cine: Following o el primer ensayo, ya definitivo, de Memento.

Título original: Following
Año: 1998
Duración: 69 min.
País: Reino Unido
Dirección: Christopher Nolan
Guion: Christopher Nolan
Música: David Julyan
Fotografía: Christopher Nolan (B&W)
Reparto: Jeremy Theobald,  Alex Haw,  Lucy Russell,  John Nolan,  Dick Bradsell, Gillian El-Kadi,  Jennifer Angel.

¡Qué ganas tenia de ver el debut de Christopher Nolan! Y helo aquí que lo encuentro en Filmin, donde tantas obras escondidas voy descubriendo. Es extraordinario descubrir en la primera película de un cineasta una obra con la consistencia y solidez de Following, porque no se trata en caso alguno de un “ejercicio”, de una “prueba” o de algo por el estilo; no, estamos ante una película magistral que ha de considerarse como una de las mejores de su carrera cinematográfica en la que tantos triunfos ha conseguido. Jamás, como digo en el título, habían sido empleados 6000 dólares con tanto provecho estético e incluso económico, porque logró recaudar, solo en Usamérica, casi 50.000. La película, en blanco y negro y con una estructura que rompe el orden lineal, se le ofrece al espectador con un arranque hasta cierto punto inocente: un escritor en crisis creativa decide salir a la calle y seguir a algunas personas por el mero placer de “meterse” hasta cierto punto, con serias limitaciones narrativas, en sus vidas, contempladas desde lejos, como mero testigo externo. Aunque se marca unas pautas, acaba transgrediéndolas y ahí comete el grave error que lo lleva a una situación desesperada. No tarda en ser “descubierto”, cuando sigue a uno de sus “objetivos”, por quien se le encara y le confiesa, además, que es un ladrón de pisos, si bien la explicación que recibe el protagonista se asemeja mucho más a un planteamiento propiamente artístico que a uno propia de la delincuencia. Hierro 3, de Kim Ki-Duk, es la primera película que se le viene a uno a la cabeza, pero los dieciséis años que transcurre entre la de Nolan y la espléndida Hierro 3 permiten sospechar que Ki-Duk vio con no poca atención la película de aquel. Lo que en Hierro 3 deriva hacia la poesía y hacia la mística, es tratado en Following desde una perspectiva casi costumbrista y, de hecho, no tardamos en adentrarnos en los terrenos del thriller cuando, tras seguir a una joven, entra en un bar, se acerca a ella y, tras ser abofeteado por ella, es invitado a seguirla para reunirse en la calle. La relación entre la joven y el mafioso propietario del local va a tener un peso relevante en la acción, si bien, los golpes de efectos que producen ciertas escenas intercaladas que rompen la línea cronológica no hacen sino sumir al espectador en un mar de conjeturas bien oscuro y sin estrella polar visible. De repente, el protagonista, que ha transformado su aspecto para parecerse al “maestro” que le enseña a robar en los pisos vacíos, donde se empapa de “la vida de los otros”, aparece severamente maltratado, y enseguida vemos sus actos siguientes como la preparación de una venganza. En otra interrupción de la línea cronológica lo vemos confesándose ante quien ignoramos quién es, si policía, un mafioso, un amigo o no se sabe qué. En un alarde de competición con el “maestro” de los robos, el protagonista lo lleva a su propio apartamento y enseguida nos llama la atención que en la puerta de entrada al mismo esté colgado el logo de Batman, sabiendo lo que pocos años después habría de dirigir…, y lo segundo, la  perfecta y descorazonadora descripción que de él hace el maestro: un perdedor nato. Poco a poco, la trama se va complicando, porque ambos personajes entran a robar en el apartamento de la chica con quien el protagonista se supone que está “saliendo” o manteniendo una relación parecida vagamente a una relación sentimental. Ahora bien, en cuanto pocas escenas después vemos al “maestro” compartiendo íntimamente el apartamento con la chica, todas nuestras cábalas se deshacen como el clásico azucarillo y comenzamos a ver otra película, con otra trama bien trabada y cuyos desenlaces van a golpear la ingenua credulidad de los espectadores, y que yo no voy a desvelar aquí, porque, al estilo de algunas películas de David Mamet, sobre todo House of games, de la que esta puede considerarse dignísima heredera, la arquitectura de la trama lo es casi todo. ¿Qué hay más allá de esa trama endiablada? Pues una dirección magnífica que tiene unos exteriores muy de nouvelle vague , en un Londres en blanco y negro que “data”, parece, los años 50, en vez del presente, y unos interiores en los que la cámara se mueve con una habilidad extraordinaria para escoger unos enfoques que nos permiten seguir con desahogo el duelo dialéctico de los protagonistas, aunque sin dejar por ello de sentir la opresión de quienes entran en domicilios pequeños, allanándolos y casi profanándolos. El trío protagonista lo borda y poco a poco vamos conociendo el abismo que separa a los tres personajes que han coincidido, para su mal, en una trama insoportablemente oscura. Algunos ambientes, como el del bar, aportan, con notable facilidad, una sensación de peligro y de marginalidad mafiosa que Nolan sabe captar con una fotografía casi expresionista: él es el responsable no solo de la dirección, sino también de la cinematografía, y a él se debe, en consecuencia, el resultado final de la estética de la película, muy próxima al estilo de Repulsion, de Polanski, pero sin la perturbación psicológica de por medio. En resumen, Following es una de las mejores primera películas de un autor que he visto. Muchísimo mejor, por ejemplo, que la primera de otro director británico como Stanley Kubrick, ya comentada en este Ojo, que ya es decir.

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