lunes, 4 de abril de 2022

«Verde es el peligro», de Sidney Gilliat, un ameno y notable «whodunit».

 

La tradición de cine policial inglés o la eminencia de un actor nacido para representar a Scotland Yard, Alastair Sim…

 

Título original: Green for Danger

Año: 1946

Duración: 91 min.

País: Reino Unido

Dirección: Sidney Gilliat

Guion: Sidney Gilliat, Claude Guerney. Novela: Christianna Brand

Música: William Alwyn

Fotografía: Wilkie Cooper (B&W)

Reparto: Sally Gray, Trevor Howard, Alastair Sim, Rosamund John, Leo Genn, Judy Campbell, Megs Jenkins, Moore Marriott.

 

         En 1982, el crítico de El País, Diego Galán, anunciaba el pase de esta película en TVE diciendo que se trataba de una película “incógnita” de la que no tenía más referencias que las de la bibliografía al uso, muy dividida al respecto: obra genial, para unos; obra sin interés, para otros. Teniendo en cuenta que es imposible que se haya estrenado en las salas desde entonces, podemos hablar de una película no estrenada en España, salvo, ya digo, en la televisión. Como imagino que en aquel entonces la pasarían doblada, en Filmin la he podido ver en versión original subtitulada, pero me temo que el doblaje lo han hecho con algún programa informático muy próximo a los que traducen los prospectos de las medicinas, porque continuamente había disparates como que a la señora Woods, la llamaran «señora Bosques» o que la confirmación All right, la tradujeran como «todo a la derecha», entre otras muchas que convertían, insólitamente, en una comedia hilarante lo que era el meollo de la trama: la investigación de unos asesinatos inexplicables. Al margen del programa, he de confesar que mi desconocimiento de la jerarquía hospitalaria me ha inducido a confesión con un rango, el de Sister, que, al principio, yo confundí con una enfermera religiosa, cuando se trata, en realidad de una encargada de mayor rango que otras. Y como en el desarrollo de la trama hay un baile, cuando vi en él a la supuesta monja, vestida de «paisana», me quedé tan chocado que hube de parar la película para salir del entuerto en que mi ignorancia me había puesto. Restablecidas las categorías, pude ya seguir la trama, sin esas complejas interferencias religiosas, con la atención que merecen estas tramas de asesinatos inexplicables en el contexto de una pequeña localidad, en un hospital de campaña, y con un reducido número de profesionales dedicados a operar del modo más satisfactorio posible.

         La rivalidad del cirujano y el anestesista por el amor de una enfermera,  Sally Grey, quien se retiró del cine tras rechazar una oferta para conquistar el estrellato en Usamérica, atrae la atención de los espectadores cuando se produce la inesperada muerte de un paciente que le resulta muy sospechosa a la enfermera jefe, quien poco antes de denunciar sus sospechas, en mitad del baile con el que se relajan los sanitarios, es asesinada en el «Teatro de operaciones», que es como los ingleses llaman a nuestro «quirófano». Aparece entonces la figura que va a suponer un punto de inflexión en el desarrollo de la trama, no solo porque se convierte en el narrador, sino porque el inspector de Scotland Yard está interpretado por Alastair Sim, quien brilló intensamente en la adaptación cinematográfica de Ha llegado un inspector, de Guy Hamilton, una de las cumbres del cine policiaco inglés. Aquí, en su primer papel de protagonista, se desempeña a medio camino entre la comedia y el drama, alternancia que prodiga en todo momento y que tan pronto lo hacen aparecer como un tonto o como un desaprensivo, dado el rigor imperativo de sus reacciones. Lo eficaz, dramáticamente, en el desarrollo de la historia es que los protagonistas ora lo subestiman, ora lo desdeñan, ora lo temen, lo cual insufla en los espectadores un desasosiego permanente que nubla su percepción y acaba esperándose que cualquier cosa ocurra, porque el anzuelo principal de las *sospechadurías… son las relaciones amorosas del triángulo ya citado.

         El contexto histórico, los bombardeos alemanes sobre Inglaterra, otorgan a la historia una amenaza suplementaria, y las reacciones de los personajes frente a ese peligro acabarán teniendo cierta relevancia en el desarrollo de la trama. Es el inspector, no obstante, quien se convierte en el eje del relato y permite, en su interacción con los diferentes sospechosos, desplegar unos recursos interpretativos que elevan a Alastair Sim por encima incluso de actores tan acreditados ya como el mismísimo Trevor Howard, quien conoció un brillante futuro tras esta película.

         La película nos presenta una situación limitada en el espacio, en un pequeño pueblo en el que apenas hay rodaje en exteriores; en el tiempo, porque la acción transcurre en apenas tres días, y en el abanico posible de relaciones humanas, porque en situación de guerra como en la que se vive y estando al cargo de un hospital casi «de campaña», la labor de todos los personajes está muy condicionada por el deber profesional. Es importante, dadas esas características, el notable desconcierto de los espectadores ante los móviles de la persona o personas a quien o quienes han de atribuírseles los asesinatos, y ello se debe a cómo va cambiando la orientación de las pesquisas del inspector. El final bien puede considerarse de mucho mérito, porque no solo logra sorprender en cuanto al sujeto, sino, también, respecto de la corrección de lo que parece una impecable deducción policial, que se convierte en…

         No, no, imposible siquiera insinuarlo. Quienes quieran pasar un rato divertido, por los subtítulos, y admirar el gran trabajo de Alastair Sim, al tiempo que recuerdan en el que acabó consagrándolo en la película de Guy Hamilton, de la que tampoco he encontrado referencia exacta de su fecha de estreno en España, aunque sí se estrenara la obra teatral e incluso se hiciera una versión en Estudio 1 de RTVE. Verde es el peligro seguro que no se estrenó, salvo en esa misma RTVE, como dije al principio, y 36 años después de su estreno… Lo bueno de ciertas plataformas, como  Filmin, es, sin duda, la recuperación de muchas notables películas que conviene ver para disfrutar de unos modos de hacer cine que se han ido perdiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario