El sueño del bastardo: entre la ambición, la tenacidad y el orgullo.
Título original: Bastarden
Año: 2023
Duración: 127 min.
País: Dinamarca
Dirección: Nikolaj Arcel
Guion: Nikolaj Arcel, Anders
Thomas Jensen
Reparto: Mads Mikkelsen;
Amanda Collin; Simon Bennebjerg; Melina Hagberg; Kristine Kujath Thorp; Gustav
Lindh; Thomas W. Gabrielsson; Søren Malling; Jakob Ulrik Lohmann; Magnus
Krepper; Morten Hee Andersen; Felix Kramer;Lise Risom Olsen; Arved Friese; Patricia
Slauf; Martin Feifel; Laura Bilgrau Eskild-Jensen.
Música: Dan Romer
Fotografía: Rasmus Videbæk.
¡Esta manía de
embellecer los títulos de las películas extranjeras, máxime cuando el original
es tan nítido y elocuente como el de esta: Bastardo! La traducción tiene
un deje bíblico que casa mal con la ambición fundamental del bastardo: ser reconocido
por la realeza existente y promovido al rango de noble, con el título
correspondiente como señor de unos páramos despreciados por todos y en los que no se ve ninguna utilidad ni productividad.
Sí que el capitán bastardo tiene una misión, pero, se mire como se mire,
es personal e intransferible: redunda exclusivamente en su propio beneficio,
reparación y satisfacción. Luego, el desarrollo de los acontecimientos van por
otros lados y al hombre no le queda más remedio que reconocer que la verdadera
vida, más allá de sus aspiraciones legítimas, exigen otras decisiones que
pueden incluso apartarnos de esas ambiciones iniciales que lo animan a
instalarse donde nadie quiere hacerlo: en páramos desolados, pedregosos, azotados
por todos los vientos inclementes y con unas temperaturas invernales
devastadoras.
Cultivar en
esos páramos que se tienen por estériles es el primer paso para convencer al rey
de que bien puede fundarse una colonia para la mayor grandeza del reino y en la
que el capitán Kahlen sea el amo y señor, por supuesto. El principal obstáculo con
el que habrá de luchar el capitán no será el capricho real, las adversas
circunstancias climatológicas o que acaben fructificando sus patatas, sino la
terrible, durísima y despiadada competencia que sufrirá por parte de quien se
considera dueño y señor de esos páramos y de las vidas de quienes lo habiten: Frederik
de Schinkel, interpretado magistralmente por Simon Bennebjerg, a quien vimos no
hace mucho en otra obra turbadora: El pacto, de Bille August, sobre la
escritora danesa por excelencia: Karen Blixen, una película muy interesante.
La crítica,
profesional y aficionada, destaca la interpretación de Mads Mikkelsen, el
protagonista de la famosa Otra Ronda, de Thomas Vinterberg y, a título
anecdótico, de Torremolinos 70, de Pablo Berger; pero no me cabe duda de
que está muy reñida la lucha por elegir si es Mikkelsen o Bennenjerg quien se
alza con el protagonismo en la película, porque no es nada fácil crear un
tirano que se lleve la audiencia tras él, y Bennenjerg lo consigue con brillante facilidad. El retrato del hombre
débil, apocado, cuya maldad es siempre la que jamás comete por propia mano,
sino ajena, va creciendo a lo largo de la película, sobre todo después de
enterarse de que un par de criados han decidido escaparse para ponerse al servicio
del capitán, antes de seguir su camino hacia su independencia personal, si ello
es posible, porque el capitán solo les ofrece comida y techo, no tiene ingresos
con los que pagarles. Al tiempo, la prometida oficial del aristócrata demente
inicia un coqueteo con el apuesto, aunque rudo, capitán, lo que se añade a los celos
desatados en que incurrirá el noble.
La película
recrea con fidelidad y con exquisita fotografía la indómita naturaleza danesa,
algo en lo que el cine nórdico, no solo el danés, se está especializando, como
ya dejé dicho en la reciente crítica de Godland, de Hlynur Palmason. A
la que se regrese a la filmografía de Dreyer, podremos observar la espectacular
visión del paisaje que suele formar parte de sus películas. Hay, en conjunto,
una suerte de mirada metafísica y moral sobre el paisaje que nos habla,
profundamente, del destino de las personas que tratan de salir adelante en él,
venciendo toda clase de adversidades: escuela de temple y valor que no necesariamente
escoge lo mejor, sino, muy a menudo, lo más conveniente.
De lo anterior
se deduce que el protagonista, guiado férreamente por su ambición, antepondrá
esta a lo que podríamos entender, de forma vaga, como «buenos sentimientos», lo
que complace al público, pero arruina la ambición del protagonista. Ello se ve
en la renuncia a la niña gitana, símbolo, para los colonos que llegan para
ayudarle a explotar los páramos, de malos augurios y de lo funesto en general, razón
por la que el capitán, después de haberse encariñado de ella, toma la decisión de
quedarse con los colonos y colocar a la niña en un centro de caridad. Téngase
en cuenta que la pareja de sirvientes que huyó del noble ha sufrido la pérdida
del hombre, salvajemente asesinado por el
noble, lo que ha ido dando pie a una unión de hecho entre la mujer y el
capitán, en la que la niña era tratada como una hija adoptiva de ambos, de ahí
el drama de la renuncia a la niña y la consiguiente desaparición de la mujer,
que ha vuelto a su antiguo empleo en la casa nobiliaria.
Ya se advierte,
imagino, que la épica del cultivo de la patata en los páramos, por más que le
parezca interesante a los espectadores no puede competir con los vaivenes
sentimentales de la nueva pareja y la hija adoptiva, que poco a poco se van apoderando
de la trama. Sí, es cierto que la relación del capitán con la Corona progresa
en una dirección que concitará una reacción defensiva y oportunista —ahora que
los nobles de la zona ven un nicho de negocio en los cultivos en el páramo- que
enfrentará violentamente a los esbirros del noble contra el capitán y sus
escasos ayudantes. Por esta vertiente de western de la película, muchos
espectadores se sentirán más cómodos, imagino, que con el bucólico crecimiento
de la patata, pero esta lucha por arrancarle a la naturaleza indómita unas
parcelas de vida vegetal no dejan de tener un enorme aliciente. También la
naturaleza suscita tanto interés como las pasiones humanas, por ello mismo, a
pocos defraudará esta película serena y terrible, porque el poder absoluto de
los nobles se exhibe aquí en toda su crudeza asesina. Disfruten. Tómensela con
calma. Escuchen el hermoso crecimiento de los tallos y asómbrense de la enorme
ingratitud de los corazones humanas y de su redención.
Realmente dan ganas de verla con esta reseña. El cultivo de ja patata no es además el menor de los motivos para verla. Gracias
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