Entre tópicos,
descollantes coreografías y alardes de voz, una película musical que complace y
entretiene.
Título original: Burlesque
Año: 2010
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Steve Antin
Guion: Steve Antin
Reparto: Christina Aguilera; Cher; Kristen Bell; Stanley Tucci; James
Brolin; Cam Gigandet;
Eric Dane; Alan Cumming; Peter Gallagher; Julianne Hough; Black Thomas; Katerina
Mikailenko; Stephen Lee; Tanee McCall; Sarah Mitchell; Dianna Agron.
Música: Christophe Beck.
Canciones: Christina Aguilera
Fotografía: Bojan Bazelli.
Ustedes me
perdonarán, pero ¿desde cuándo las películas musicales han necesitado un
argumento que pasara el corte crítico de Les Cahiers du Cinéma para
triunfar en su género. Sí, es cierto que la conciencia crítica también llegó,
en su día, al género, y que Pennies from heaven, de Herbert Ross o Cabaret,
de Bob Fosse, entre otras muchas, abrieron perspectivas a un género que tiene
sus normas, y entre ellas que las estrellas de la película son los números
musicales, no las complicaciones de la trama ni mucho menos el dibujo
psicológico de los personajes, sobre todo porque estos suelen ajustarse a los
numerosos clichés que abundan en tan armónico género.
Sirva como captatio
benevolentiae lo anterior para entender que a este crítico, amante de un
género como el musical desde aquellos tiempos combativos contra el franquismo en
los que no podíamos salir del armario ideológico porque se nos tachaba de sospechosos
de leales al imperialismo yanqui, esta película le haya entretenido y gustado
de forma notable, porque cumple lo que promete: da espectáculo musical y
coreográfico de primera. Desconocedor como lo era hasta verla aquí de la
carrera de Christina Aguilera, eje central de la película, confieso que su voz profunda
y desgarrada para el jazz me ha causado una impresión extraordinaria. Cher es
Cher, y desde su presencia embalsamada, cabe decir que su voz mantiene, frente
a la obra restauradora del bisturí, una cavernosa juventud eterna. Que Stanley
Tucci ande mariposeando sobriamente por medio, con tanta eficacia como arte,
añade un plus de categoría al reparto que logra hacernos seguir el hilo de un
argumento casi de cuento de hadas, enamoramiento del barman y músico que aloja
a la cantante a pesar de estar comprometido matrimonialmente, pero ya se intuye
que lo que ha de acabar de un modo no puede, ni debe, acabar de otro. ¡Lo exige
el guion!
La trama es
simple y repetida ad náuseam: una joven recién llegada a la ciudad descubre el bar de espectáculos Burlesque
y decide probar suerte, aunque al principio es contratada únicamente como
camarera, dadas las difíciles finanzas del local, endeudado y amenazado de
cierre o de ser comprado por un especulador sin escrúpulos que, además, cuando
la debutante ha conseguido, finalmente, convertirse en la estrella del local,
corteja a esta con la promesa de convertirla en una actriz de relumbre mundial,
si bien, como todos los malotes, lo que quiere es cerrar el local y construir pisos
de lujo en el solar. Toda esta trama, llena de buenos bondadosos y malos hasta decir basta, apenas interfiere en
lo que le interesa al enamorado de los musicales: los números musicales de un
género, el burlesque, heredero del vodevil y sobre el cual ya critiqué en este
Ojo la excelente Luces de candilejas, de Walter Lang, con un número
soberbio a cargo de una actriz tan extraordinaria como Marilyn Monroe, quien
supo sacarle a su media voz un partido fantástico, ¡y si no que te hubiera
cantado el cumpleaños feliz a solas…!
Sabía quién
era Christina Aguilera, pero no creo haberla oído cantar, a no ser que la haya
oído sin saber que era ella. Con un papel hecho a su medida, e imagino que a la
de todos sus seguidores, la cantante se desenvuelve con profesionalidad en la
parte argumental, pero muy cerca de la excelencia en la parte musical y
coreográfica. ¡Santa Simone, qué voz desgarrada y potente! En las baladas
estándar pierde mucho de lo que impresiona en ese registro cercano al jazz
y al soul, pero la actriz primeriza tampoco se vuelve, en ellas, empalagosa,
lo que es de agradecer. Los números coreográficos corren a cargo de Denise Faye
y Joey Pizzi, autores de otros éxitos del cine musical como Chicago y Nine.
Chicago la vi con agrado; Nine, absurdo remake de 8 1/2 no
la pude acabar.
En la medida
en que Burlesque evoca un género de época, nacido en los vodeviles y cabarets
europeos de los años 20 del pasado siglo, en la película hay un homenaje
evidente a ese mundo de lentejuelas y glamur que se combina con el erotismo
elegante para acercarnos a un mundo que dispara la imaginación y busca,
mediante la insinuación y los sobrentendidos, la complicidad con el público,
entregado incondicionalmente a un trabajo de bailarinas y vocalistas que sobresale
por su belleza plástica y la calidad de las canciones escogidas. Recordemos que
la banda sonora de esta película fue un éxito en las listas de discos más
vendidos, ¡y no fue por casualidad! Sin embargo, y sin competencia con la
Aguilera, Cher interpreta dos números de mucho mérito, el de la bienvenida al
Burlesque y una canción íntima, cantada «a solas», sin más público que ella misma.
Hay, en los números musicales, o eso me parece a mí, una inspiración directa en
las coreografías de Bob Fosse, de quien tuve la inmensa suerte de ver Dancin’
en Broadway, cuando viajé a Usamérica en 1980. El modo de plantear los números
juega con la originalidad y con el atrevimiento, porque se ha buscado una comunión
tal entre movimiento y música que permite, además, fragmentas visualmente su
desarrollo, pasando, con agilidad, del detalle a la visión completa del número,
lo cual permite un mayor lucimiento de los intérpretes.
Que nadie se
acerque a la película buscando el interés narrativo de una historia tópica
hasta la extenuación, pero no por ello pierde su valor funcional de hilo que
engarza las perlas de los números musicales, todos ellos muy interesantes y muy
bien interpretados. La película no me ha bastado para convertirme en fan de la
Aguilera, pero reconozco que tiene una señora voz digna de ser escuchada. La
película incluye, como no podía ser menos, las típicas rivalidades entre
jóvenes que aspiran al estrellato, y, en este caso, una suerte de dependencia
de la gran madre que representa Cher, cuya aprobación se busca con el mismo
afán con que se busca, de pequeños, la de la propia madre. A su manera, la
joven de Iowa que llega a la gran capital para triunfar, no deja de representar
el papel de la huérfana que busca, para su seguridad emocional, una figura
materna.
Lo dicho, una
película para los amantes del género musical. Recuerdo que Absolute beginners,
de Julien Temple, me pareció un musical muy digno, y, sin embargo, fue denostadísima
en su estreno. Está criticada también en este Ojo. Ignoro qué críticas
tuvo Burlesque cuando se estrenó, hace ya catorce años, pero advierto
que en esto de los musicales se emiten juicios muy apresurados o muy
desconocedores de la historia de un género glorioso que conoció un inesperado
éxito de público en las tres versiones del That’s Entertainment! que lo dieron
a conocer a nuevas generaciones de espectadores.
jajaja ¿ de verdad no conocías a Cristina Aguilera? tal cual cuentas, segurísimo la habías escuchado en multitud de ocasiones sin saber que era ella, fue una pequeña Madonna o Lady Gaga, sin la repercusión mediática de estas, pero con igual e incluso mejor voz, desde luego que Madonna sí, para mi gusto al menos, sólo que los escándalos y la vida disipada la han tapado un poco los últimos años. Me gustan los musicales y Burlesque, me gustó, es todo luz y color y sí, Cristina brilla como una bombilla en él, es tardísimo, así que no me voy a enrollar más, pero te voy a dejar un tema que además pertenece la la banda sonora de Moulin Rouge! Otro musical en mi opinión excesivamente almibarado, con temas preciosos, como el de Tango de Roxanne que sólo por él ya merece la pena verla y una Nicole Kidman preciosa aunque como te digo, con exceso de glucosa, a lo que iba, te dejo a Cristina con su Lady Mramalade ¿a que sí que la has escuchado? jaja mil gracias, un beso!
ResponderEliminarPues no, no la conocía. Es posible, como dices, que la haya oído sin identificarla, que vale tanto como no tener ni idea. El vídeo es bueno, y la canción, un clásico, pero de una música que en mi juventud del 75 me parecía muy de disco. Yo era de Beatles, Simon &Garfunkel, los Rolling, Cream, The Who y, sobre todo, de los romances de Joaquín Díaz que he oído una y mil veces hasta la extenuación. Súmale el soul, con Otis Redding en un altar [Cuando salió "Sentado en el muelle de la bahía" la oí cuarenta veces seguida en el tocadiscos...] y ya tienes la parte moderna de mi biografía musical. Luego está el Flamenco, que es "palo" aparte y la clásica, y la ópera... En fin, que sin tener ni zorra del lenguaje musical mi vida está escrita sobre un pentagrama... Un beso y felices y merecidas vacaciones, maría.
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