viernes, 21 de julio de 2023

«Una mujer de París», de Charles Chaplin, ópera prima dramática.

 

A la sombra de La dama de las camelias en flor. El primer melodrama de Chaplin.

 

Título original:  A Woman of Paris: A Drama of Fate

Año: 1923

Duración: 84 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Charles Chaplin

Guion: Charles Chaplin

Música: Louis F. Gottschalk, Charles Chaplin (Película muda)

Fotografía: Roland Totheroh, Jack Wilson (B&W)

Reparto: Edna Purviance; Carl Miller; Adolphe Menjou; Lydia Knott; Betty Morrisey; Malvina Polo; Clarence Geldart; Charles K. French.

 

          De qué manera no estará asociado Chaplin al humor, que, al estrenar esta película, la productora recién creada, United Artists, se vio obligada a incluir un rótulo en que recordaba al público que iban a ver un drama y que, aunque con Chaplin como director, no era una película «de reír». Y así fue. Chaplin rueda una película a la mayor gloria de su pareja Edna Purviance, pero el resultado de taquilla fue un desastre, lo que lo obliga a guardar la película en un cajón hasta que muy tarde, es «rescatada» y vuelta a exhibir. La película tuvo buena acogida crítica de otros directores e incluso Adolphe Menju saltó al estrellato desde ella, consolidando, posteriormente, una excelente carrera.

          El melodrama parece seguir punto por punto el esquema operístico de La Traviata. Una joven, severamente custodiada por su padre, se escapa para pasar unas horas con su prometido, con quien planea huir a París en el tren. Vuelve a casa, en plena tormenta y el padre no le abre. En la casa del joven, el suegro se muestra inflexible y quiere a la mujer fuera de la casa, inmediatamente. Van a la estación y el joven regresa a casa para recoger su maleta. En el ínterin, el padre, después de haberle dado algo de dinero a su hijo a través de la madre, cae muerto de un ataque al corazón. Mientras habla por teléfono con su novia, llega el médico y, por esos malentendidos que están en la base de los melodramas, ella entiende que él no está dispuesto a irse con ella y se va sola.

          Un año después, ella es una joven cortesana de éxito, mantenida por el soltero más rico de París, un Adolphe Menju lleno de encanto y saber estar, con un dominio de la escena que deja bien chica a la Purviance. La descripción de la vida alegre de ella y los círculos y locales que frecuentan, da pie a un costumbrismo en el que Chaplin vuelve muy brevemente a sus orígenes y nos «cuela» algunas escenas cómicas excelentes, como  la de la cocina en la que le muestran al gourmet Menju el ave semipodrida que él y el cocinero reconocen como una delicatessen y los trabajadores como una fuente de hedor insufrible. Los retratos sociales destacan por esas pinceladas humorísticas, aunque en la base del relato emerge poderosamente el drama cuando, por otro malentendido, la joven llama a una puerta donde, supuestamente, se está celebrando una orgía, desnudos integrales insinuados…, y se encuentra con su antiguo novio ahora aspirante a pintor, viviendo en París en compañía de su madre, viuda, porque hasta entonces no se entera de que el contratiempo que impedía la huida a París de los amantes fue la muerte súbita del padre.

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