Título original: Sexy Beast
Año: 2000
Duración: 89 min.
País: Reino Unido
Dirección: Jonathan Glazer
Guion: Louis Mellis, David Scinto
Reparto: Ray Winstone; Ben Kingsley; Ian McShane; Amanda Redman; Cavan
Kendall; Julianne White; Álvaro Monje: James Fox.
Música: Roque Baños
Fotografía: Ivan Bird.
Título original: Under the Skin
Año: 2013
Duración: 108 min.
País: Reino Unido
Dirección: Jonathan Glazer
Guion: Walter Campbell, Jonathan Glazer. Novela: Michel Faber
Reparto: Scarlett Johansson; Paul Brannigan; Robert J. Goodwin; Krystof
Hádek; Scott Dymond; Michael Moreland; Jessica Mance; Jeremy McWilliams; Adam
Pearson.
Música: Mica Levi
Fotografía: Dan Landin.
Título original: The Zone of Interest
Año: 2023
Duración: 106 min.
País: Reino Unido
Dirección: Jonathan Glazer
Guion: Jonathan Glazer. Novela: Martin Amis
Reparto: Sandra Hüller; Christian Friedel; Ralph Herforth; Max Beck: Marie
Rosa Tietjen;
Sascha Maaz: Stephanie Petrowitz; Lilli Falk; Freya Kreutzkam; Ralf
Zillmann; Imogen Kogge; Nele Ahrensmeier; Johann Karthaus; Daniel Holzberg; Medusa
Knopf; Luis Noah Witte; Christopher Manavi; Zuzanna Kobiela; Julia Polaczek; Wolfgang
Lampl.
Música: Mica Levi
Fotografía: Lukasz Zal.
Un thriller espectacular;
una nadería cibernética y un visión del genocidio nazi como industria de la
muerte.
Tras haber visto La zona de interés
con mucha atención, francamente interesado en la propuesta casi brechtiana del
autor, descubro que sí había visto una película de Glazer, Under The Skin,
a la que, sin embargo, tras sufrir una severa decepción, no le concedí el premio
de la crítica, porque mi insatisfacción me dejó tan frío que no acabé de entrar
en una propuesta que sí, abordaba el futuro que nos espera, de cyborgs y
equívocos y mundos sin piedad en que habitaremos habituados a la impasibilidad
moral, pero, justo por eso, no me sentí llamado a dejar memoria de aquel
visionado a solas, por supuesto, mi Conjunta huye de propuestas tan transgresoras
como, tiene razón…, aburridas. Daba exactamente igual que Scarlett Johansson
prestase su agraciado físico para una cacería constante de víctimas inocentes
que ni sospechan el salto de dimensión viscosa en que han de hundirse siguiendo
el sueño erótico del sexo fácil que la «buscona» les ofrece. De hecho, toda la
película se reduce a la búsqueda de las víctimas y al extraño ceremonial de la
nueva mantis religiosa… Sí, hay una puesta en escena muy particular en Escocia,
en la naturaleza —son impresionantes de verdad las escenas de la costa, con
aquel bebé abandonado en una playa azotada por un hermoso temporal, mientras la
protagonista se aleja de él tras haberle abierto la cabeza al adulto rescatado
de las aguas…— y estoy dispuesto a reconocer que el final tiene una fuerte
carga ritual y metafórica, con ese «desnudarse» el robot de la piel humana,
después de que un camionero haya intentado beneficiársela, guiado por el mismo
engaño al que sucumbieron los candidatos anteriores. No son relaciones
demasiado cordiales, las que describe Glazer, quien ha escogido el futuro
distópico en vez del futuro cooperativo al que, al parecer, tiende la industria
cibernética; pero no es menos cierto que esa es una historia que aún se está
empezando a gestar, y de la que ni se ha escrito aún la primera línea del primer
capitulo.
Aprovechando que en Filmin tienen
también su primer largo, Sexy Beast, me dije que, ya puesto,
mejor tener todos los antecedentes posibles. El inicio de la película, curioso
hasta decir basta, con el maromo inglés achicharrándose al sol de Almería (Marbella
en la película) en una casa con piscina parecía indicar que pudiera hallarme en
la vía de un disparate monumental. De repente, sin embargo, el hombre se levanta
y se acerca al borde de la piscina, de espaldas a la montaña en cuya ladera
está construida la casa. Entonces observamos cómo una piedra mastodóntica, que
él no parece oír, rueda febrilmente ladera abajo con la intención de jugar con
él a los bolos… En el último segundo, sin embargo, la piedra hace un extraño y
vuela, desde el último obstáculo con el que choca, hasta, pasando a su lado a
escasos centímetros, caer estrepitosamente en la piscina. Sí, claro, un «momentazo»
WTF!, que se te queda incrustado en la retina como si hubieras visto una de las
más hermosas coreografías del Azar que hayas contemplado nunca. A partir de ese
instante, me quedo *glueado a la pantalla y la película comienza a
crecer poco a poco. El macarra es un esbirro que se ha retirado de los golpes
criminales en su país, Gran Bretaña, y se dedica, enamorado, a disfrutar de los
más simples placeres de la vida y de su vida familiar, casado, pronto lo
sabremos, con una exactriz del porno. El giro cualitativo (o «valor añadido»,
que dicen los economistas») no tarda en producirse, tras haber conocido a la
pareja amiga con quien comparten sus vidas: visitas, veladas, salidas, etc.:
aparece en escena Don Logan, o mejor dicho, irrumpe, ¡y con qué salvaje
energía! Parece mentira que un cuerpo tan sucinto, aunque musculado, como el de
Ben Kingsley sea capaz de amedrentar a un tipo duro como se supone que es el
delincuente retirado. Don llega con una oferta «imperativa» para Gal: Teddy
Bass, un dandymacarra que ha logrado, a través de una orgía, entrar en contacto
con el director de un banco cuyas cajas de depósitos están absolutamente
garantizadas contra cualquier robo, va a dar un golpe para el que requiere de
las habilidades natatorias de Gal. El personaje de Bass, llevado por Ian
McShane con una sutileza en la amenaza que te hiela la sangre, solo muy poquito
está por debajo de Ben Kingsley, aunque ambos brillan al tener que enfrentarse
a un Ray Winstone que da perfectamente el papel de esbirro pardillo y pícaro al tiempo, y del que puedes esperarte
cualquier cosa. Con esa esperanza asiste el espectador a la degradación moral y
física que inicia el más convincente de los psicópatas que se hayan
interpretando recientemente en el cine: no solo intenta destruir emocionalmente
a Gal, sino también a su mujer y a sus
amigos, especialmente a la mujer de él, Jackie, con que airea que se ha
aqcostado, años atrás: es su juego: sembrar la discordia y conseguir que, para
evitar el desmoronamiento, Gal participe en el golpe de Bass. De esa situación,
una vez que la mujer de Gal dispara a Don con la escopeta de caza de su marido,
estando este herido y desangrándose en el suelo, momento en que la otra pareja
acabará de rematar a Don Logan, la acción nos transporta al hotel donde ha de
alojarse Gal hasta que lo vayan a buscar para ser enrolado en el equipo y dar
el golpe, etapa de la película en la que se cierne sobre el protagonista la
amenaza de represalia e Bass por la inexplicable desaparición de Don. Será suficiente para hacernos asistir
al proceso del golpe, estupendamente rodado con cámara submarina, con una congoja
total por cuál será el destino de Gal una vez descubran, porque la lógica tiene
esas cosas y opera igual con los científicos que con la escoria humana mafiosa,
que Gal miente sobre el paradero de Don. Todo ello es bueno que lo vean los
espectadores por sí mismos y disfruten con la tensión que el director crea
con muy pocos medios y las magníficas
interpretaciones de los protagonistas. No sé si será por comparación con sus otras
películas o por qué, pero me ha parecido una película a la altura de Escondidos
en Brujas, de Martin McDonagh. La presencia de un clásico del cine
británico como James Fox redondea un elenco que va a hacer las delicias de
cualquier espectador. Tengo la impresión de que, andando el tiempo, será su ópera
prima —a la espera de lo que vaya rodando, por supuesto— de lo más recordado de
su filmografía.
Y llegamos a lo más reciente su más
que polémica Zona de interés, que se abre, por cierto, con un plano fijo negro que crea ya, así, sin más, un inequívoco estado de ánimo. Como sabía de qué iba la historia, en modo
alguno me sorprende la propuesta ni el tono de falso documental sobre la lujosa
vida de los oficiales de los campos de concentración, y sí, la naturalidad
apabullante con que esa vida es representada contra un escenario con el que
limita pero al que nunca accede el espectador, ni, de hecho, los protagonistas,
salvo cuando los mandos entran para ir a «trabajar». Si en el cine es, a veces,
tan importante lo que ocurre «fuera de campo» como lo que vemos, en esta
película Glazer juega con el conocimiento de los espectadores y, sin mostrar él
los horrores del holocausto, los espectadores, como los lectores modernos que
acaban de darle sentido al relato que leen, van a proveer, cada cual a su modo
y manera, y en función de sus recuerdos y conocimientos, las imágenes que constantemente
va a estar contrastando con lo que ven sus ojos en la pantalla: la ordenada
vida familiar de unos seres para quienes ni siquiera parece existir la fábrica
de la muerte que tienen pegada a ellos y de la que prescinden con una
indiferencia que insulta cualquier sensibilidad, y más aún la de los
espectadores que andan con sus propias imágenes del interior de aquellos siniestros
barracones y hornos. A veces, como el abrigo de piel, algo emerge de lo que no
existe que nos recuerda que sí existe; otras veces es tan atroz como la ceniza
con que se abonan los parterres como al que la madre asoma al hijo para que
capte la belleza de la naturaleza. La mujer del protagonista ha construido el
sueño del Reich, la nueva Alemania del orden, la familia y la belleza, al lado
del más siniestro de los horrores que, realmente, no existe para ella: es el
no-lugar; la «fábrica» del trabajo de los hombres, la infraestructura, sórdida
como todas, que permite el florecimiento del Reich. La belleza está, desde el
comienzo de la película se ve, en la excursión al río, un paisaje idílico para
una existencia hermosa y bienaventurada. ¡Cómo va ella a renunciar a semejante
paraíso, cuando su marido le dice que le han destinado a Oranienburg, en
Berlín! Que el protagonista sea un especialista en el desarrollo de los hornos
crematorios y que en Berlín exijan su presencia para dar un impulso definitivo
a tan genocida política le es totalmente indiferente: su vida está donde el
sueño del orden ha sido creado y la belleza está al alcance de la mano. Esa
discusión de los esposos al lado del río es la única vez en la que se oyen voces
más altas que otras. Todo transcurre siguiendo las pautas propias de las
colonias militares: un orden de vida rígido y fiable que te asegura la
tranquilidad y la confianza.
A lo largo de la película el autor va
añadiendo diferentes registros que se oponen a la homogeneidad del relato: la
niña que esconde comida en los terrenos donde han de trabajar los presos. O, ya
en Berlín, las desconexiones del protagonista, que sirven de nexo entre el pasado
y el presente, y lo que es un espacio nazi, se nos revela, en la imagen siguiente,
parte del Museo Judío de Berlín, depositario de la memoria que, en el caso del
protagonista, no le ocupa el más mínimo espacio, dada la indiferencia con que
afronta sus responsabilidades, tanto en
la dirección del campo como ante su nuevo cometido de mejorar el diseño de los
hornos. No acabo de entender el vómito del jerarca como señal de nada, y ya el
reconocimiento médico busca establecer la perfecta salud de quienes obraron con
tan suprema maldad. Puede que parte de la famosa «banalidad del mal» sí que se
advierta en la indiferencia emocional del protagonista, porque se trata de un
burócrata de la muerte, en efecto.
Se trataba de una apuesta arriesgada,
y, al parecer, dicen, quienes han leído la obra de Amis en que vagamente se
basa, que tiene poco o nada que ver con la obra del británico, y que Glazer se
ha tomado profundas libertades argumentales, lo cual me parece estupendo. Ha
construido su propia historia y los espectadores la seguimos con esa doble
visión superpuesta que es del todo irrenunciable; aunque cuando conseguimos no
hacerlo y nos «instalamos» en la vida feliz de la comunidad armónica
nacionalsocialista, los muros del campo, la torreta y las alambradas de espino
dibujan la sombra del horror que acaba esparciéndose por el lado del Edén…
Hola buenas ,
ResponderEliminarvengo aquí
por consejo
de Maria
(El saco de
mis pensamientos),
en realidad le ha
aconsejado el blog,
a todo quisqui,
un saludo.
María peca de generosa... Gracias por la visita.
EliminarA ti
EliminarGracias por las reseñas Vi zona de Interés. Te mando un beso. Enamorada de las letras
ResponderEliminarZona de interés es película controvertida, pero inteligente, aunque fría. Grtacias.
EliminarUnas críticas muy interesantes. Un beso
ResponderEliminarGracias. Trataremos de estar a la altura...
Eliminar