Radiografía
del ultraconservadurismo y de la aversión del grupo mediocre a la
individualidad triunfante.
Título original: Elfogy a
levego
Año: 2023
Duración: 105 min.
País: Hungría
Dirección: Katalin Moldovai
Guion: Katalin Moldovai,
Zita Palóczi
Reparto: Ágnes
Krasznahorkai, Tünde Skovrán, Aron Dimeny, Zsolt Bölönyi, Soma Sándor, Ágnes
Lõrincz
Música: Tibor Cári
Fotografía: András Táborosi.
La primera
sensación que he tenido, tras ver la película, ha sido la de haber visto una película soviética, como tantas otras que he visto, y en las que los
«tribunales depuradores» de desviacionismos ideológicos y otras lindezas
funcionan como armas de destrucción de la individualidad, más aún si esta tiene
el defecto de «elevarse» intelectualmente sobre la mediocridad del grupo que
sirve de soporte al Régimen —algo así como lo que sucede, mutatis mutandis,
en la actual España gobernada por la mediocridad de un presidente que lo hace
al servicio de sus ambiciones, no del país—. Quisimos verla, mi Conjunta y yo,
por haber sido, profesionalmente, «profesores de literatura» ambos, lo que nos
permite un conocimiento del medio que no es indispensable para ver la película,
pero que a ambos no ha traído a la memoria episodios de muy parecida naturaleza
en un sistema educativo como el catalán en el que los profesores de lengua y
literatura españolas somos mirados como «invasores» y también como «adalides»
de una lengua a la que los más cerriles nacionalistas identitarios consideran
enemiga del catalán.
El
planteamiento de esta película va por otros derroteros: la profesora de
literatura, que está explicando el Simbolismo, realiza con sus alumnos un
ejercicio de carácter creativo para que se acerquen a la esencia del movimiento
poético. Al acabar la clase, recomienda, para quien quiera sumergirse en
el mundo particular de dos poetas simbolistas, Rimbaud y
Verlaine, la película Total Eclipse, de Agnieszka Holland, estrenada
en España con el título de Vidas al límite e interpretada por Leonardo DiCaprio en el papel de Rimbaud y David Thewlis, en el papel de
Verlaine. Un alumno tímido y con vena poética, cuya sensibilidad para lo literario
capta enseguida la profesora, revela a su padre que está viendo la película que
ve como «deberes» para el Instituto. Horrorizado ante la desbordante
homosexualidad que se describe en la película, más allá del significado
literario de los personajes, el padre eleva una queja formal ante la Dirección.
A partir de ese momento, quien antes era poco menos que la «predilecta» de la
directora va a tener que responder ante diversos tribunales, porque al padre no
le satisface ningún castigo que no sea la expulsión de la profesora del
Instituto. Ella, además, que se considera injustamente perseguida, recurre la
sanción inicial de suspensión de empleo y sueldo por seis meses, lo que
significará enfrentarse al claustro y a la Dirección, y tener que enfrentarse a
dos nuevos tribunales que juzguen su «caso». La vida privada de la profesora, cuyo
marido, médico, trabaja fuera y recibe una oferta para quedarse fijo, tampoco
la ayuda mucho, como el hecho de tener que encargarse de su madre, enferma.
Estamos ante
el clásico enfrentamiento entre el individuo y la masa (fundamento, esta, del
poder socialmente constituido). Algo así como una versión de Solo ante el
peligro, de Fred Zinnemann o de El manantial, de King Vidor. Y lo
que está en juego, más allá de los prejuicios homófobos del padre y de la
sociedad en su conjunto, es la libertad de expresión y difusión de las ideas y del
arte. Se trata, pues, de una batalla que se ha de librar cada día, porque, como
nos lo demuestra la película que transcurre en la Hungría de Orbán, que forma
parte de la Unión Europea, no lo olvidemos, la libertad de expresión está siempre
amenazada, sobre todo por valores ultraconservadores supuestamente morales,
pero teñidos de intolerancia religiosa, que en modo alguno respetan otras
ideas, sensibilidades, libertades y derechos. Desde esta perspectiva, está muy
logrado el retrato de las miserias cotidianas de una comunidad educativa que
todo parece aceptarlo hasta que el Poder exige posicionarse, a partir de una
denuncia; y, entonces, la amplitud de miras respecto de la realidad se
restringe a la defensa del programa de la asignatura, sin que quepa ningún otro
añadido ni complemento que pueden entenderse como un intento de adoctrinamiento
de los alumnos. Luego están, claro, las rivalidades generales básicas a propósito
del éxito que tienen unos profesores frente a otros, y de cómo las
predilecciones de los alumnos las viven algunos profesores como censura de sus
propias limitaciones o de sus métodos. Solo uno de los profesores es capaz de
enfrentarse al claustro, a la dirección y al Poder, quien, consecuente con lo
que vive, dimite de su puesto para buscarse la vida por otros lares.
La película,
desde el punto de vista estilístico, lo subordina todo a la eficacia de la
narración y la nítida recepción del tema que ha escogido. De ahí una atrevidísima
elipsis que no quiero revelar, y que hubiera necesitado algo más de contexto,
dado lo que se suprime, que no es moco de pavo. El final, del que me está
vedado decir nada, peca también de ambiguo y adquiere una dimensión poética que
se suma a la elipsis para dejarnos con la miel de la esperanza de que la causa
de la libertad de pensamiento y la superación de la fobia a la homosexualidad pueden
acabar imponiéndose, parta hacernos más libres.
Frente a la
situación de la profesora en el Instituto cabe destacar la relación del padre
homófobo con su hijo, un poeta tan amante de la belleza como desesperado ante
una realidad en la que sabe que ni encaja ni es tolerado por su propio padre.
Se trata de una situación familiar muy común en el caso de quienes exhiben
cierta ideología ultraconservadora y
represora de cualesquiera otras manifestaciones eróticas que no sean las
aceptadas por esos grupos ideológicos intolerantes.
Sí, La
profesora de literatura bien puede considerarse una muestra de cine
político, porque la anécdota profesional de la profesora trasciende su propia
historia personal para hablarnos de una sociedad asustada ante cualquier
desafío moral, sexual, estético o ideológico que no comprenda o que le suscite
un rechazo visceral. Cine, pues, de «resistencia» frente a lo que parece un
ejercicio autocrático del Poder por parte de Orbán.
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