domingo, 3 de febrero de 2019

«Mercado de ladrones», de Jules Dassin o el thriller social.



Concisa y contundente, Mercado de ladrones denuncia la explotación y las mafias con un guion entre el thriller y el melodrama.

Título original: Thieves' Highway
Año:1949
Duración:94 min.
País: Estados Unidos
Dirección:  Jules Dassin
Guion: A.I. Bezzerides
Música: Alfred Newman
Fotografía: Norbert Brodine (B&W)
Reparto: Richard Conte,  Valentina Cortese,  Lee J. Cobb,  Barbara Lawrence,  Jack Oakie, Millard Mitchell,  Joseph Pevney,  Morris Carnovsky,  Tamara Shayne, Kasia Orzazewski,  Norbert Schiller,  Hope Emerson.

Jules Dassin es un autor relativamente prolífico de quien, al me os para mí, una película destaca sobre el resto de su producción Rififí, que forma parte de una trilogía de películas policiacas que tienen tres escenarios diferentes: Nueva York, La ciudad desnuda, Londres, Noche en la ciudad y París, Rififí. Las dos últimas son ya películas del “exilio” del autor, obligado a marchar por las denuncias contra él por desarrollar actividades antiusamericanas, en el marco de la represión política de la izquierda comunista por parte del famoso senador McCarthy. Intercalada entre La ciudad desnuda y Noche en la ciudad, Jules Dassin rueda su última película en Usamérica antes de salir por piernas del país. Se trata de una película que no se pierde en divagaciones y que va derecha al asunto central: vengar el ultraje que sufrió el padre del protagonista y, de paso, construirse un modo de vida que le permita salir adelante a un exmarine que regresa a casa después de la Segunda Guerra Mundial. Todo empieza idílicamente, con el regreso a casa del soldado, lleno de regalos para sus padres y su prometida, cuando acaba enterándose de que su padre está paralítico por una paliza recibida cuando unos desconocidos lo asaltaron y le robaron el dinero recibido por un mayorista e fruta sin escrúpulos en el mercado central de San Francisco. El protagonista, Nick Garcos, se alía con quien le compró el camión a su padre para comprar fruta, sobre todo manzanas, y llevarlas a la gran ciudad. Compra un nuevo camión, pero llevan también el camión del padre, una auténtica chatarra. El socio de Nick es un pequeño estafador que quiere aprovecharse de los campesinos para aumentar sus márgenes de beneficios. La deriva “solidaria” del protagonista se manifiesta cuando exige a su socio que les pague la cantidad real por la cual había comprado la fruta, tras lo cual, Nick se adelanta en el viaje para vender la carga de su camión. Es fantástica la escena en la que los campesinos deshacen el trato, suben al camión y comienzan a tirar las cajas de fruta al suelo y comienzan a rodar las manzanas entre los árboles, con los hijos de la familia al fondo que ven esa suerte de río de frutas de la pobreza avanzando hacia ellos. Las escenas de la conducción, tras el accidente sufrido al salir de la carretera y ser rescatado por su socio de una muerte segura, son espectaculares y  a la altura de las que se sucederán después, con el socio, cuando, en una prolongada bajada, el camión pierda la palanca de los cambios y los frenos y acabe saliendo de la carreta y volcando la carga para acabar estallando con el conductor en su interior. La aventura de Nick en San Francisco reproduce la historia del padre con una variante: al padre lo invitan a beber y, una vez bebido, le roban impunemente sin que, con el tiempo, sea capaz de recordar, para no torturarse, si él mismo no fue quien perdió el dinero involuntariamente; al hijo lo seduce una prostituta contratada por el mayorista para entretenerlo mientras le roban la carga del camión. La prostituta, Rica, una estupenda creación de Valentina Cortese en su debut en Usamérica, llena de humanidad y sensualidad a partes iguales, avisa al camionero, que estaba destrozado por el cansancio, de la jugarreta del mafioso. Se va a por él y logra arrancarle 500$ en efectivo y 3500 en un cheque. Para celebrarlo, le dice a su novia que vuele hasta San Francisco para celebrarlo y casarse con él. En el ínterin, los esbirros del mayorista, una de las mejores creaciones de las muchas buenas de Lee J. Cobb, asaltan al camionero, lo golpean y le roban. La mujer recoge la cartera caída mientras los esbirros lo golpean y se escapa, huyendo de ellos, pero, al final, es atrapada y robada. Cuando ella llega al cuarto donde se ha refugiado Nick, este intenta hacerle confesar dónde está su dinero, incluso con violencia, hasta que se convence de que el robo ha sido obra del mayorista. A todo esto, llega la novia y es recibida por la prostituta, lo que no solo le extraña, sino que, cuando advierte que Nick está instalado en su cuarto, la mosquea tanto como para, nada más enterarse de que su novio ha perdido todo el dinero, volver a coger la maleta y marcharse por donde ha venido… Para entonces,  la relación pasional del camionero y la prostituta ha alcanzado un nivel de pasión que por fuerza ha de dejar huella en el protagonista. Hay que ver la predilección en los noir usamericanos por las rebecas de punto desde que nacieran con la película de Hitchcock, y el uso sensual que hacen de ella, como cuando Rica invita a Nick a pasar a su cuarto y se planta ante él con un perfil ajustadísimo de los pechos bajo la leve prenda elástica… La película se precipita, después de haberse enterado el protagonista, de la trágica muerte de su socio, hacia un final lleno de violencia y furia, con una tensa secuencia en la que el camionero se venga del mayorista, quien, acorralado, accede a reintegrar el dinero robado, no sin recibir antes dos terribles mazazos en las manos que poco menos que se las destrozan, hasta que interviene la policía y lo detiene. En la escena final, en la que Rica se dedica a decir la buenaventura a posibles clientes futuros en un bar, Richard Conte se presenta para buscarla: Sorry, guys, she’s with me, dice, y hay un cruce de miradas limpias y enamoradas entre los dos perdedores que los une en un final feliz que no chirría lo más mínimo, porque, más allá de la condición de ella, es el amor quien los empuja el uno hacia la otra y viceversa. Sí, Dassin es capaz de unir el thriller y el melodrama en unas secuencias de inmensa ternura y humanidad.


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