Cuando el stream of
consciousness se convierte en un pastoso cenagal: Secret Friends o la mala lectura de un código diferente del de las
series televisivas.
Título original: Secret Friends
Año: 1991
Duración: 108 min.
País: Reino Unido
Dirección: Dennis Potter
Guion: Dennis Potter
Música: Nicholas Russell-Pavier
Fotografía: Sue Gibson
Reparto: Alan Bates, Gina Bellman,
Colin Jeavons, Frances
Barber, Ian McNeice, Tony Doyle, Roy Hamilton, Joanna David,
Rowena Cooper, Davyd Harries, Niven Boyd.
Yo tenía a Dennis Potter
en un altar, porque sus series televisivas El
detective cantante y Lipstick on your
collar me han parecido siempre de lo mejorcito que se ha rodado en ese ámbito
creativo, hoy tan de moda. Secret Friends, su única película, de 1991, nunca se
ha estrenado en España, sin embargo, y cayó en mis manos en la edición para
vídeo hace una semana. No es difícil imaginar la enorme expectación que tal
visionado había despertado en este crítico. Finalmente, ayer la vi y una vez
vista se consumó el desengaño mayúsculo. Para cifrar la magnitud del desengaño,
solo hay que recordar aquella maravillosa obra de arte que es Providence, de Resnais, a la que esta de
Potter supongo que pretendía acercarse, al mezclar los planos real y onírico de
modo que el espectador se viera obligado a tirar de su espíritu crítico para
hacerse una composición de lugar, y de relato. El planteamiento de Secret friends es más sencillo que el de
Providence, porque parte de una
situación inalterable: el viaje de un hombre que, en un momento dado, comienza
a sufrir visiones y a sentirse tan despegado de sí mismo que acaba
desconociéndose y preguntándose quién es él y qué hace ahí, en ese vagón
restaurante ante un pescado muerto. El planteamiento no es malo, y está muy en
la línea de otras obras del autor, pero la realización y, sobre todo, la puesta
en escena son tan pobres, tan mediocres, que poco o ningún interés despiertan
en el espectador, que asiste, decepcionado, a una mediocre actuación de ese
gran actor que es Alan Bates, incapaz de representar los conflictos agónicos de
un ser que se desdobla en dos personalidades: la trágica y la optimista, la que
le ayuda a superar el calvario de la existencia, marcada por un padre ministro
protestante y un matrimonio en crisis por la imposibilidad de consumar el acto
sexual con su mujer si esta no se le presenta como una prostituta. A mí, particularmente,
me ha llamado muchísimo la atención la pobreza visual de la película y la muy
deficiente actuación de los actores secundarios, así como la falta de
imaginación escénica que se advierte en las tramas del delirio. Lo único que ha
respondido a mis expectativas ha sido la parte del tren, específicamente, los
diálogos de besugos del protagonista con los dos compañeros de mesa, a quienes
se suma el revisor para certificar la demencia no saben si pasajera o contumaz del
pasajero…No faltan algunas canciones intercaladas que recuerdan la vía magna de
sus éxitos televisivos -suya fue la primera versión de Pennies from Heaven, que luego supo del triunfo en las pantallas de
la mano de Herbert Ross-, a los que esas escenas nos remiten, pero tampoco se prodiga.
Hay un exceso de frialdad y falta de vitalidad en los delirios del personaje
que, unidos, ya digo, a la miseria visual de una puesta en escena pobre y descuidada,
acaban distanciando al espectador de cuanto ocurre en pantalla. ¡Qué
desilusión, por favor! Hasta me está costando escribir estas líneas que
constatan mi decepción, porque es tan hermoso y potente el recuerdo que tengo
de sus series que he tenido que volver a leer en la carátula que era una película
suya, no la de un usurpador de su nombre. Potter murió tres años después de hacer la película, de un
cáncer de páncreas que se le extendió al hígado, como consecuencia, dicen, de
los efectos secundarios de la medicación para luchar contra la psoriasis
artrítica con la que hubo de convivir y que le inspiró el personaje de El detective cantante. En fin, no me extiendo,
porque un certificado de defunción estética ha de ser respetuoso. Me acompaño
en el sentimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario