miércoles, 19 de octubre de 2022

«Giro al infierno», de Oliver Stone o el «neonoir» cachondo…


 Violencia desmadrada en un rincón recóndito del desierto o asaltar la banca de los tópicos con mucho humor, y  no pocas nueces…

 

Título original: U-Turn

Año: 1997

Duración: 125 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Oliver Stone

Guion: John Ridley. Novela: John Ridley

Música: Ennio Morricone

Fotografía: Robert Richardson

Reparto: Sean Penn, Jennifer Lopez, Nick Nolte, Billy Bob Thornton, Jon Voight, Powers Boothe, Claire Danes, Joaquin Phoenix, Bo Hopkins, Richard Rutowski, Abraham Benrubi, Brent Briscoe, Liv Tyler, Sean Stone, Julie Hagerty, Aida Linares, Valery Nikolayev, Ilia Volok, Laurie Metcalf, Sheri Foster.

 

         A algunos les va a costar entender que estemos ante una comedia negra disfrazada de thriller violentísimo que no nos ahorra ninguna muerte tremebunda y que, en vez de acongojarnos, nos desata la hilaridad. Bien puede decirse, para corroborar lo anterior, que Stone no se ahorra ningún tópico de las que definen el espacio asfixiante de una pequeña localidad en medio de la nada, rodeada de desierto y con seres tan peculiares como el increíble taxidermista de Cut Bank, de Matt Shakman, en esta representado por el mecánico de coches que tan decisiva importancia acaba teniendo para el devenir de la trama, un Billy Bob Thornton literalmente irreconocible, como le pasaba a Michael Stuhlbarg en Cut Bank.

         Un delincuente de tres al cuarto, que va hacia Los Ángeles para pagar una deuda que, si no la abona, puede costarle la vida —de momento le ha costado dos dedos cortados— , se pierde con su coche sobrecalentado por el incendió climático del desierto de Arizona en un pequeño pueblo donde ha de esperar unas horas a que el estrafalario mecánico se lo arregle. El título original es U-Turn, «cambio de sentido», y a fe que eso es exactamente lo que le ocurre al protagonista, quien, desde que aparece en la polvorienta ciudad, muy al estilo del viejo far west, incluso con un indio relativamente ciego no menos estrafalario que el mecánico, va a comprobar cómo el destino se escribe con renglones torcidos, muy sinuosos y claramente envenenados. Desde el mismísimo momento de su aterrizaje en la nada municipal donde ha recalado, se cruza con la tentación más sensual que recuerda haber visto en mucho tiempo, una Jennifer López a quien sorprende ver con tanta convicción interpretativa, sin necesidad de maquillaje alguno para destacar una belleza de rasgos indígenas y con una voz rasgada que recuerda, en cierta manera, la sedosa de Marilyn Monroe. Enseguida es invitado a darse una ducha en su casa y allí el intrépido y presumido delincuente se encontrará con el marido de ella, un Nick Nolte tan sorprendente como casi todo el reparto, y de quien va a recibir una oferta que no puede rechazar: asesinar a su mujer, de cuyas infidelidades se ha hartado. Recordemos que, nada más llegar, cuando ayuda a la protagonista a llevar unos bultos, se cruzan con el sheriff, dejándole al espectador otro cabo suelto: la infidelidad de la mujer con la autoridad competente, a jugar por las inconfundibles  miradas de esta que lo revelan.

         La dirección de Oliver Stone tiene muy presente el medio en que se desarrolla la acción, y los paralelismos con la fauna que vemos desde el inicio de la película nos hablan de esa fusión entre psique y medio que va a determinar el juego constante de contrastes de primerísimos planos con animales o con objetos relaciones con ellos o con los instintos que andan sueltos por el metraje, de muy diversa naturaleza, pero con un solo denominador común: nadie confía en nadie. En ese «avispero» acaba entrando el personaje, más aún cuando, en un inocente asalto a un supermercado, la encargada saca un potentísimo rifle y dispara unos cartuchos como para matar elefantes a los asaltantes, llevándose por medio la bolsa del dinero con que iba el protagonista, Sean Penn, a pagar su deuda. La idoneidad de Sean Penn para el papel protagonista es una de las mejores bazas de la película, porque si hay un infeliz al que le lluevan los palos de todos lados y no sepa cómo hurtarse a ellos, ese es el rostro entre necio y sobrado de Sean Penn, con quien se atreve hasta un descerebrado vaquero que cree que todos los hombres intentan sobrepasarse con su novia, Joaquin Phoenix y Claire Danes, ambos en dos interpretaciones antológicas, sobre todo Danes, perfecta en su papel de ingenua colegiala seductora, aún lejos de su complejo papel absoluto en Homeland, de Gideon Raff. Una vez perdido el dinero, hecho añicos por el disparo, a Bobby, el protagonista, no le queda más remedio que aceptar el encargo asesino del marido de la protagonista para poder hacer frente a su deuda. De hecho, cuando le revela al acreedor que su dinero se ha «volatilizado», no le queda más remedio que enviar un sicario para despachar al deudor a la lista oscura de los impagados...

         En estas…, la esposa del vendedor inmobiliario, Nick Nolte, decide encargar a Bobby el asesinato de su esposo, quien abusa de ella como antes abusó de su madre hasta que esta apareció muerta en un barranco… ¿El fundamento de su propuesta? Que debajo de la cama, oculto en el suelo, el abusador esconde una caja fuerte con más de cien mil dólares, a los que tendrán acceso cuando se lo cargue… La tentación, en este caso, no vive arriba, sino en el mismo colchón donde Bobby tiene un anticipo de los placeres que le aguardan, además del dinero con que conseguirse los que quiera…

         Dado el inmenso lío en que se mete el infeliz delincuente, quien va recibiendo golpes y palizas a medida que transcurre el metraje, todo él es, físicamente, un poema, como suele decirse; ello dado, decía, los espectadores llevan mucho ganado, pero aún les espera lo mejor, porque el desenlace de este enredo es de antología. Esos planos fijos combinados de Stone crean una suerte de aceleración psicológica que parecen extraídos de las películas de terror psicológico, en las que una sombra, un ave disecada, un rostro en claroscuro o una llave colgando de un cuello adquieren unos relieves casi de cine expresionista.  Es decir, estamos ante una obra mayor, aunque muy gamberra, si se me permite la expresión, de un director polémico donde los haya y de opiniones normalmente a contracorriente.

         Supongo que muchos se lo pasarán en grande con esta orgía de violencia y terror psicológico, por eso les recomiendo a los «neoblandengues» que se abstengan del visionado de este neonoir desvergonzado... Quien avisa…

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