El reverso de Inherent Vice de Paul Thomas Anderson: Una divertida comedia de
cine negro con extraquímica autoparódica entre Gosling , Crowe y la sorprendente
Angourie Rice: Dos buenos tipos, de
Shane Black.
Título original: The Nice Guys
Año: 2016
Duración: 116 min.
País: Estados Unidos
Director: Shane Black
Guión: Shane Black, Anthony
Bagarozzi
Música: David Buckley, John
Ottman
Fotografía: Philippe Rousselot
Reparto: Ryan Gosling, Russell
Crowe, Matt Bomer, Kim Basinger, Yvonne Zima, Keith David, Margaret Qualley,
Beau Knapp, Angourie Rice, Daisy Tahan, Abbie Dunn, Michael Beasley, Joanne
Spracklen, Dale Ritchey, Terence Rosemore, Chace Beck, Kahallyn Summer Cain,
Cayla Brady, Murielle Telio, Lexi Johnson, Gary Wolf, Maddie Compton, Michelle
Rivera, Joshua Hoover, Charles Green, Scott Ledbetter, Amy Goddard, Brian
Gonzalez, Ty Simpkins.
Siete años después de las andanzas del detective
emporrado Doc Sportello, creado por Pynchon y adaptado al cine por Paul Thomas
Anderson en Puro vicio, ya criticada
en este Ojo cosmológico, Shane Black se saca de la manga de la
imaginación algo así como el reverso de aquella película, duplica los
detectives, repartiendo desigualmente músculos y cabeza, y nos entrega una
divertidísima comedia negra que entretiene al espectador las casi dos horas de
proyección, si bien hay algunas secuencias alargadas innecesariamente y una
suerte de desenlace anticlimático que, al viejo estilo de las series de
detectives, como las de Dick Powell, diríase que deja sembrada la posibilidad
de una continuación. El dúo protagonista, muy inspirado, no puede entenderse
sin la eficacísima actuación de la hija en la ficción de Gosling, Angourie
Rice, una suerte de Lolita del thriller que juega un papel trascendente en el
desarrollo de la trama, con una espontaneidad y frescura que se come, en cada
aparición, a sus partenaires con asombrosa facilidad. Desde la primera
secuencia, con un crío que le roba al padre la revista erótica en la que
aparece desnuda de cuerpo entero la nueva estrella del porno, doble página que
va contemplando embelesado por el pasillo justo cuando dos metros detrás de él
un coche atraviesa la casa, el pasillo y se empotra en el jardín, lanzando
fuera de él el cuerpo desnudo de la actriz que el joven estaba contemplando en
la revista. “¿Te gusta mi coche, campeón?”, le dice la actriz antes de
palmarla. Ya sé que es una irreverencia, pero la pregunta funciona en Dos buenos tipos como el Rosebud de Ciudadano Kane. Poco a
poco, pues, irán apareciendo los protagonistas y, una vez salvajemente presentados,
comenzará la investigación de una trama sórdida en la que se mezclan elementos tan
heterogéneos como el mundo del cine porno, de un lado, y el Departamento de
Justicia, de otro, con una representante encarnada por Kim Basinger, dispuesta
a violar las leyes que defiende para que su hija, candidata a actriz porno y
declarada podemita al estilo de la Patricia Hearst que un año antes de los
acontecimientos de la película, 1976, saltó a la fama planetaria. Ni que decir
tiene que ambos investigadores son dos perdedores natos que sobreviven con
chapucillas hasta que, por arte de birlibirloque, se ven envueltos en un caso
de cuyo hilo van tirando para verse sucesivamente en situaciones
progresivamente más amenazadoras para su integridad personal, si bien el
sentido del humor que acompaña el desarrollo de esos acontecimientos consiguen
que los espectadores estén deseando que esas complicaciones se sigan sucediendo
al alocado ritmo de las comedias slapstick
o las screwball comedies, pues la película es deudora de ambos géneros. Lo que no tienen,
esos espectadores, es tregua alguna: a la que se atisba una cierta relajación
en el orden de los acontecimientos, los guionistas se encargan rápidamente de
que nos sorprenda o una nueva vuelta de tuerca o apariciones espectaculares
como la del asesino a sueldo. Con todo, quizás las mejores escenas tienen lugar
en la celebración en casa de los productores de las pelis porno, un ambiente,
curiosamente, que no está muy lejos de las Boogie
nights de Paul Thomas Anderson, lo que me lleva a pensar que estos Dos buenos tipos sí que son, a su
manera, una réplica cinematográfica a Puro
vicio, y de ahí la claridad en la trama, la nitidez del perfil de cada
protagonista y el irreprochable sentido del humor que también estaba en la de
Anderson, eso sí es verdad, aunque oscurecido por la incomprensibilidad de una
trama abstrusa. The nice guys (el
título en español es una verdadera aberración) es, así pues, una estupenda
comedia llena de una acción trepidante cuyas dosis de violencia explícita quizá
no la hacen apta para según qué públicos infantiles, pero idónea, al parecer,
para los seguidores de Black, cuya Kiss
Kiss, Bang Bang, que no he visto,
presenta temática y estilísticamente no pocas similitudes con la presente, lo
cual me mueve a querer vela para redondear la opinión sobre el autor. En fin,
no creo que nadie que me haga caso y vaya a verla se sienta estafado por mi
recomendación. Eso sí, ha de tener ciertas tragaderas para la violencia interhumana
y no poco sentido del humor, pero del negro…
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