domingo, 21 de enero de 2024

«La novena sinfonía (Acorde final)», «La habanera» y «La golondrina cautiva», de Detlef Sierk, a un paso de devenir Douglas Sirk, al otro lado el océano.

 

Título original: Schlußakkord - Schlussakkord

Año: 1936

Duración: 100 min.

País: Alemania

Dirección: Douglas Sirk

Guion: Kurt Heuser, Douglas Sirk

Reparto: Willy Birgtel; Lil Dagover; Mmaria Tasnadi Fekete; Maria Koppemhöffer; Theodor Loos.

Música: Kurt Schroeder

Fotografía: Robert Baberske (B&W).

 








Título original: Zu Neuen Ufern

Año: 1937

Duración: 106 min.

País:  Alemania

Dirección: Douglas Sirk

Guion: Kurt Heuser, Douglas Sirk. Novela: Lovis Hans Lorenz

Reparto: Zarah Leander; Willy Birgel; Edwin Juergenssen; Carola Höhn; Viktor Staal; Erich Ziegel; Hilde Von Stolz; Jakob Tiedtke; Robert Dorsay.

Música: Ralph Benatzky

Fotografía: Franz Weihmayr.

 








Título original: La Habanera

Año: 1937

Duración: 98 min.

País: Alemania

Dirección: Douglas Sirk

Guion: Gerhard Menzel

Reparto: Zarah Leander; Ferdinand Marian; Karl Martell; Julia Serda; Boris Alekin; Paul Bildt; Edwin Jürgensen; Carl Kuhlmann; Michael Schulz-Dornburg; Rosita Alcaraz;

Lisa Helwig.

Música: Lothar Brühne

Fotografía: Franz Weihmayr (B&W).

 

 

Dos conmovedores melodramas, de una madurez anticipada, y una cinta exótica y curiosa: el genio imaginativo de Douglas Sirk.

          La novena sinfonía, en la que claramente se observa la importancia de los dos elementos tradicionales del melodrama: el drama y la música, es, junto a La golondrina cautiva, una muestra clara de la fuerza visual que imprimía Douglas Sirk a sus películas y que le granjearon, tiempo después, acabada ya la guerra, un lugar de preeminencia en la industria cinematográfica usamericana, donde consiguió un estatus de gran director equivalente al de otros exiliados como Lang o Wilder, por ejemplo. La historia se desarrolla a ambas orillas del océano Atlántico, en Europa y en Nueva York, y la película arranca con el descubrimiento terrorífico de un cuerpo helado en un banco de Central Park, el marido de la protagonista, quien, tras dejar a su hijo en un orfanato, ha huido del país con su marido, antes de que la policía lo detenga por estafa. La mujer, una vez muerto el marido, consigue de sus bondadosos vecinos, quienes incluso le llevan a su habitación la radio en la que suena la retransmisión de la novena sinfonía de Beethoven que dirige el otro protagonista de la historia en la Filarmónica de Berlín y cuya casquivana esposa, envuelta en frívolos amores con un cazafortunas, llega tarde al estreno y no la dejan entrar en la sala con la obra empezada, a pesar de alegar ser quien es. Cuando la protagonista decide volver a Alemania para recuperar a su hijo, se da la casualidad que este ha sido adoptado por el matrimonio en crisis como única manera de recuperar la estabilidad. Eso sí, mientras que el padre adora a la criatura y tiene una relación extraordinaria con el hijo, la madre lo abandona al cuidado de las criada de turno, y sigue con su antigua vida, hasta que su amante, que ha de salir forzosamente del país, le hace chantaje. La verdadera madre del hijo va al sanatorio y se encuentra con el hecho consumado de la adopción. El médico encargado, sin embargo, que ha recibido la petición de una cuidadora para el niño por parte del músico, acaba concediéndole a la madre el empleo, pero con la condición de no revelar en ningún momento su vínculo con la criatura. La conexión entre la nueva niñera y la criatura es tan fácil y exitosa como entre ella y el padre adoptivo, con quien comparte una afición a la música que él no puede compartir con su mujer. Y ya tenemos el trío en disputa actuando desde dentro del hogar del músico y su mujer, quien no tardará en percatarse de la especial sintonía entre su marido y la nueva niñera, en quien ve a «la rival» que puede dar al traste con su matrimonio. La sobriedad en la dirección y en la puesta en escena, y el excelente uso de la música para subrayar la comunión del director de orquesta y quien acabará revelándose como la madre de la criatura, para horror de la esposa, quien decide apartarla de su hijo y expulsarla de la casa, indica por

dónde se desarrollará un melodrama que alcanzará el grado de tragedia cuando la muerte comparezca y los malentendidos lleven a la madre biológica de la criatura a tener que responder ante la Justicia. Pero eso ya ha de verlo el espectador por sí mismo. La parte hermosa de la película es el descubrimiento de la afinidad y el amor entre la madre verdadera y el músico, una relación que él parece prohibirse por fidelidad a su vínculo conyugal, pero que no puede evitar, y menos aún al enterarse del tipo de relaciones que mantiene su esposa con el gigoló que se presenta en su casa para dejar claro la falsa posición del marido en tan delicado asunto. Es evidente que hay algo del viejo folletín en estos amores cruzados con identidades silenciadas que el espectador conoce y los protagonistas ignoran, pero ello le confiere a la historia un interés suplementario y permite mantener el interés hasta el desenlace final. Como otras películas de esta época de Douglas Sirk, es difícil rastrear en ellas ni siquiera una alusión al ideario del partido nazi gobernante, y cuando ello aparezca, lo veremos en La Habanera, Sirk, con esposa judía, dirá adiós a su posición privilegiada en la UFA, dirigida por Goebbels, y se exiliará a Usamérica, donde fue recibido con los brazos abiertos.

          La golondrina cautiva, en la que interviene la gran estrella del momento, Zarah Leander, de origen sueco, sí que puede considerarse como el gran y genuino melodrama exitoso de Douglas Sirk en su época alemana. La historia, ambientada en Inglaterra, nos narra la odisea de una cantante de éxito del teatro musical inglés popular cuyo amante, un tarambana vividor, comete una estafa antes de partir destinado a Australia. Cuando la policía interroga a la cantante, esta se declara autora de la falsificación del cheque para librar a su amante de la condena. Ella, sin embargo, es deportada a Australia donde cumplirá su condena, aunque está convencida de que su amante, en cuanto se entere, hará lo posible y lo imposible para sacarla de la cárcel y reunirse de nuevo con ella. Como tierra de colonos necesitados de mujeres, existe en el penal la costumbre de confraternizar una jornada con los curiosos que buscan mujer para casarse con ellas, lo que aprovecha para salir y buscar al oficial que, olvidado de su antigua amante, que le es tan fiel, se ha prometido con el jefe de la guarnición militar en la que presta sus servicios.

          El modo como Sirk mueve la cámara por una puesta en escena tan variada, del teatro de variedades al lujo de la vivienda de la protagonista o de la opresión siniestra de la cárcel al baile de anuncio de la inminente boda de la «rival», o, finalmente, la austeridad del rancho de un marido de quien se escapa, amén del vasto territorio de la colonia son ya una muestra evidente de la potencia visual de Sirk. Es verdad que los primeros planos de la protagonista y su interpretación en todos los tramos de la cinta son definitivos para, en su primera colaboración, sentar las bases de la reputación y la popularidad de la actriz, quien llegó a convertirse en la más famosa de la UFA. Que el melodrama derive en tragedia es algo que pocos pueden sospechar, al iniciarse la película, pero en esa deriva radica lo más interesante de la historia, y en la integridad de la protagonista, cuya fidelidad al amante se extiende hasta la constatación de la indignidad de por quien jamás debió de haber hecho su magnánimo gesto.

          La Habanera, por su parte, también con la actriz sueca en el papel protagonista, es, a pesar de su popularidad, muy distinta, y cae, ya, dentro de una propaganda gubernamental que no debió de gustarle un pelo a Douglas, pues inmediatamente después de rodarla se exilió a Usamérica. El exotismo de la película, cuya historia transcurre en Puerto Rico, aunque la grabación se hizo en varias localidades de Tenerife, algo que cualquier espectador que haya visitado Tenerife comprueba enseguida, en cuanto aparece en la lejanía la imponente presencia del Teide. Ambientada, pues, en el mundo hispánico, la película se inicia con la representación algo pedestre de una corrida de toros a la que asisten dos turistas de muy distinta predisposición: una deplora todo lo relacionado con la isla, la incultura y el salvajismo de la isla, y la otra está enamorada románticamente de esa vida exótica, la antítesis del aburrimiento de la muy envarada vida europea. Ese enamoramiento llega al punto de que, cuando ambas mujeres se embarcan para regresar al continente, la joven, a quien el «dueño y señor» de la isla le ha tirado oportunamente los tejos galantes de la tradición española que la deslumbran, abandona el barco y se reúne con su galán, con quien poco después se casa, algo que a la ama de llaves y criada sempiterna de la casa del amo no le gusta lo más mínimo. El hechizo, como es de suponer, no dura eternamente, a pesar del nacimiento del hijo de ambos, porque el giro de la película nos muestra el lado celoso y posesivo del propietario de la isla, que tanto choca con la independencia de la que se presenta como mujer «moderna» frente a las atávicas costumbres del protagonista y los isleños. La propaganda nazi entra en acción cuando, con motivo de una epidemia mortal que se declara en la isla, el propietario, que vende la fruta a las grandes corporaciones usamericanas, no quiere ni que se haga pública, ni admite que los científicos que se presentan en la isla para combatirla, en una suerte de giro hacia el thriller político-científico, se adelanten a los investigadores locales. El científico alemán lleva el encargo de la tía de la protagonista de «rescatar» a su sobrina de ese mundo para ella «salvaje» y devolverla a la civilización «superior». El desenlace de la película, por aquella derivación hacia el thriller de la que hablaba, se acerca más a las películas de suspense que al melodrama, pero contribuye a captar hasta le final la atención del espectador. Destaca, así mismo, la aparición, al comienzo de la película, de la bailarina Rosita Alcaraz, sobre la que no he encontrado ninguna información que ayude a comprender por qué fue seleccionada para la película y si hizo otras más para la UFA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario