Martin Scorsese rinde tributo a dos genios del cine inglés: Michael Powell y Emeric Pressburger, The Archers…
Título original: Made in England: The Films of Powell and Pressburger
Año: 2024
Duración: 131 min.
País: Reino Unido
Dirección: David Hinton
Reparto: Martin Scorsese; Thelma Scgoonmaker; Michael Powell; Emeric
Pressburger.
Música: Adrian Johnston
Fotografía: Ronan Killeen.
Todo el mundo
conoce o ha oído hablar de Martin Scorsese, pero pocos aficionados al cine que
no sean especialistas o particularmente cinéfilos habrán oído hablar de The
Archers, esto es, Michael Powell y Emeric Pressburger, dos cineastas, uno
húngaro exiliado, posteriormente nacionalizado inglés y el otro inglés, quienes
se conocieron a través del productor Alexander Korda. La colaboración entre
ambos, desde 1939 hasta 1972, ha dejado no pocas películas que son consideradas
auténticas joyas del séptimo arte, y cada cual tiene sus gustos al respecto,
pero nadie discute que Las zapatillas rojas, Narciso Negro o Los
cuentos de Hoffman son obras de arte incomparables.
Este
documental tiene como presentador, aunque en este caso bien podría hablarse de «conductor»,
sin el sentido del anglicismo, porque Scorsese nos lleva montados en sus ojos y
sus recuerdos en un viaje maravilloso a través de la accidentada historia de
estos dos creadores que arrancan su colaboración, antes de formar The Archers,
con un Oscar al mejor guion por Los invasores, dirigida en 1941 como parte del
esfuerzo propagandístico de la
Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, el nieto de Pressburger, Kevin Macdonald,
consiguió un Oscar por su película El último rey de Escocia. Bueno, a lo
nuestro, decía que Martin Scorsese nos habla de su infancia ante el televisor y
del poderosísimo efecto imaginativo y estético que le produjo la contemplación
de las producciones de The Archers, cuya vibrante flecha en el blanco de la
diana, el logo que precedía a los títulos de crédito en sus obras, auguraba un intenso placer. Con enorme
sabiduría, la propia de uno de los mejores directores del siglo XX y de este
XXI recién iniciado, Scorsese, apoyado por un magnífico despliegue de fragmentos
de las películas del dúo, pasará revista no solo a lo que de magistral hay en
la realización de sus películas, sino, también, a la no siempre fácil historia
de ambos cineastas para sacar adelante sus proyectos, e incluso de la
marginación que sufrieron durante no pocos años en los que no encontraban
financiación para unos rodajes complejos, caros y espectaculares, como se
aprecia en Las zapatillas rojas y en Los cuentos de Hoffman, películas en las
que el cine se alía con la música y la danza para crear un espectáculo total al
que solo le faltaría la voz de la ópera para serlo. El dúo, sin embargo, tocó
géneros muy diversos y tienen películas de un carácter íntimo o «de cámara» en
las que brillan intensamente sus cualidades, tanto en el guion como en la
realización.
El documental
no solo repasa la obra de ambos cineastas, con una interpretación crítica
magnífica de Scorsese, sino que incluye grabaciones de ambos autores,
entrevistas y otros reportajes a propósito de estrenos, homenajes, etc. ¿Cómo
se ha conseguido ese material? Muy sencillo, cuando a ambos les es imposible
rodar por falta de financiación, Powell se casa con la montadora habitual de
las películas de Scorsese y se va a vivir a Nueva York, donde acaba estrechando
una relación muy fructífera con el joven director usamericano, quien cuenta en
sus rodajes con la presencia habitual del director británico, con quien
consulta no pocos extremos de su actividad. No es de extrañar, pues, que, con
el recuerdo que tiene Scorsese de sus visionados juveniles de las obras del
dúo, pensara alguna vez en rendirles el
homenaje que ambos se merecen. Y este ha sido el documental que nos cuenta una
historias de afecto y admiración entre artistas, todo ello hecho desde la
humildad de quien, aun siendo quien es, se rinde ante el genio de la pareja
inglesa, de ahí el título del documental: Made in England, como
queriendo dar a entender que se trata de un cine inequívoca y artesanalmente
británico, algo que es necesario explicarle al público usamericano, porque los aficionados
tenemos la suerte de saber que cada país, incluso por poco que pueda
representar en el mundo total de la cinematografía, ha producido y realizado
películas con una fuerte señal de identidad que las convierte en cinematografías
dignas de ser exploradas: pongamos, por caso, el cine japonés, o el francés… Lo
importante, al cabo, es lo que de universal hay en todas esas películas que
descubrimos en las cinematografías ajenas, pero no lejanas, porque solo
reflejando en el cine lo próximo ensanchamos las fronteras de esas historias.
Si será
convincente la exposición crítica de Scorsese, y si será «encantador» Michael Powell,
quien parece más un elfo que una persona, que me he hecho el firme propósito de
dedicarle un especial crítico a toda su obra. Y siempre con el recuerdo
estremecedor de una película de terror psicológico que me clavó en la butaca
a mis diecisiete años, El fotógrafo del pánico, una experiencia muy
parecida a la sufrida al ver Repulsión, de Polanski, dos años
antes. Las zapatillas rojas ya la tenía como un peliculón mayúsculo, del mismo
modo que me fascinó Sé a dónde voy, pero voy a aprovechar para ver cuantas hay
en Filmin y rendirles, a mi modesta manera, mi propio homenaje. De momento he
visto Narciso negro, ¡una maravilla!; Corazón salvaje, en la
versión europea, no en la amañada por O’ Selznick, que quedó disconforme con la
versión de los autores, y estoy a punto de acabar la Vida y muerte del
coronel Blimp, que me recuerda mucho Las maniobras del amor, de René
Clair, quien, muy probablemente, viera con interés y provecho la del famoso
dúo.
Estoy
convencido de que nadie que vea este documental podrá frenar la súbita
necesidad de descubrir, si no las conoce, algunas obras de estos autores o, si
ya los conoce, de revisitar películas inolvidables o aprovechar para ver esas
que tanto tienen de desconocidas, como Su peor enemigo, que estoy deseando
descubrir…
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