Un off off Big Hits
del cine negro usamericano de manual, más la primera aparición de Roc (sic)
Hudson en los títulos de crédito.
Título original: Undertow
Año: 1949
Duración: 71 min.
País: Estados Unidos
Dirección: William Castle
Guion: Arthur T. Horman, Lee
Loeb (Historia: Arthur T. Horman)
Música: Milton Schwarzwald
Fotografía: Irving Glassberg,
Clifford Stine (B&W)
Reparto: Scott Brady, John Russell,
Dorothy Hart, Peggy Dow, Bruce Bennett, Gregg Martell, Robert Anderson, Dan Ferniel,
Rock Hudson, Charles Sherlock.
Roc Hudson.
Explorar la época del
cine negro de los 40 y 50, cuando se producían en serie thrillers para abastecer
un mercado en permanente expansión depara sorpresas como esta Undertow, “Resaca”, en la que la primera
sorpresa nos la dan los títulos de crédito cuando vemos aparecer en el reparto
a un catalanizado Roc Hudson. Uno se pregunta si será o no será el gran mito de
la pantalla, pero lo cierto es que sale en tan breve aparición que apenas le da
tiempo al espectador a identificarlo. Suerte que puede uno luego pasar la
película con el cursos sobre las imágenes hasta detectar el momento exacto en
que sale, dice dos frases y desaparece…, minuto 54’46, momento que el propio
Hudson debió de contemplar en el cine decenas de veces, como suelen hacer los
actores en sus comienzos. La película comienza con el afán de redención de un
exconvicto que pretende instalarse como gerente de un motel con varios
alojamientos en la montaña, lo cual le financia su padre con sus ahorros. En el
ínterin de volar a Chicago, donde le espera su prometida, hija de un mafioso,
conoce a una maestra en una sala de jugo en Reno, con quien coincide después en
el vuelo. Desde ese comienzo, la cámara nos muestra ya unos excelentes planos
de Reno, así como el ambiente de una sala de juegos, algo muy popular, alejado
de la sofisticación que supondría Las Vegas muy poco tiempo después, a partir
de 1950. La captación de la vida callejera es algo que observaremos, después,
en Chicago, y añaden a la película una excelente puesta en escena para
secuencias como el seguimiento del que es objeto el protagonista, una vez que
le han preparado una encerrona para hacerle aparecer culpable de la muerte de
un mafioso con quien tuvo algo que ver cuando fue condenado. William CAstle,
que es el director favorito de Robert Zemeckis y de John Waters, lo cual nos
indica claramente, sobre todo por este último, que adoraban en William Castle
al rey de las performances ingeniosas
con que intentaba explotar comercialmente sus películas de serie B. Castle es
bien conocido entre los cinéfilos por haber tenido la intuición de comprar los
derechos de adaptación cinematográfica de La
semilla del diablo, y aunque él se ofreció a los estudios para dirigirla,
acabó aceptando el papel de Productor. Buena parte de sus películas pertenecen al
género del terror y he leído que Hitchcock se decidió a rodar Psicosis cuando advirtió el éxito de esas
películas de Castle y de las de Roger Corman, otro maestro del terror.
Undertow, sin embargo, no es ningún experimento, sino una incursión ultracanónica
en un género, el del thriller, que Castle respeta escrupulosamente y en el que
consigue, no solo unas secuencias magníficas de exteriores en Chicago, con
planos generales en los que los personajes entran como parte de la vida de la
ciudad, antes de llegar a planos más cortos en los que se dilucida un
interesante juego de traiciones que, y eso es un grave defecto de la película, los
espectadores intuyen desde que la novia del protagonista, hija del acaudalado
mafioso cuya muerte le quieren endosar al exconvicto, cuelga el teléfono
después de hablar con el y exhibe un gesto de frialdad hipersospechoso. El
duelo entre la femme fatale, Dorothy
Hart (la Jane de Lex Barker) y la esposa ideal, Peggy Dow, quien debuta en la
pantalla, se resuelve cinematográficamente a favor de la primera, por su
poderosa presencia, y, moralmente, a favor de la segunda, pues será la maestra
quien acoja al perseguido por la Justicia y contribuirá a que pueda demostrar
su inocencia, un cometido lleno de alternativas, avances y retrocesos que
mantienen en vilo a los espectadores durante el corto metraje de la película,
porque la cinta no se pierde en divagaciones: va al grano y el ritmo eficacísimo
que imprime el director acaba otorgándole a la película algo más que los
galones meritorios de la serie B “de culto”… Una de las escenas, en la que el fiel
empleado negro del mafioso asesinado persigue a uno de los involucrados en su
asesinato a través de un pasillo en el garaje subterráneo, a pesar de llevar
tres balas en el cuerpo, es verdaderamente escalofriante, sobre todo por la
elipsis final, cuando, habiéndose metido en un callejón sin salida, el mafioso
es absorbido por la negrura del último rincón en la que ingresa el malherido y
fiel criado para darle al mafioso su merecido… El nivel medio del reparto es
excelente, tanto el policía amigo de la infancia, como cualquiera que aparezca,
en labores de secundario, para imprimirle a la película una veracidad que el
genero exige, sobre todo en el campo de los malvados, donde la novia traidora
destaca con luz propia. Hay incluso una cierta elegancia en el vestuario y en
la búsqueda de exteriores que realzan muchas escenas. Porque a Castle no le
falta gusto para el encuadre o para
ciertas tomas nocturnas tan propias del género, con sus juegos de sombras
expresionistas. Sí, es una película como muchas otras que forman parte de una
producción tan extensa que casi exige una investigación de muchos años para
establecer la nómina definitiva de todo lo mucho bueno que se rodó en ese
género negro, y que ha permitido, con pequeñas aportaciones de todos, películas
maravillosas que han pasado a la historia del cine, como Laura, El halcón maltés,
Sed de mal, Perdición y un largo etc.
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