viernes, 24 de febrero de 2023

«Benediction», de Terence Davies o la vida de la poesía.

Intensa biografía de Siegfried Sassoon o la atormentada vida de un poeta homosexual antibelicista y católico.

Título original: Benediction

Año: 2021

Duración: 137 min.

País: Reino Unido

Dirección: Terence Davies

Guion: Terence Davies

Música: Benjamin Woodgates

Fotografía: Nicola Daley

Reparto: :Jack Lowden; Simon Russell Beale; Peter Capaldi; Jeremy Irvine; Kate Phillips;

Gemma Jones; Ben Daniels; Geraldine James; Joanna Bacon; Anton Lesser; Lia Williams; z

Thom Ashley; Kellie Shirley; Suzanne Bertish; Paddy Rowan; Calam Lynch; Harry Lawtey; Tom Blyth; David Shields; Edmund Kinsgley; Jude Akuwudike; Jamie-Lee Beacher; Stacey Lynn Crowe; Bobby Robertson; Ernest Vernon; Ben Steele.

 

         Aunque Mark Cousins en su monumental Historia del cine: Una odisea presenta a Davies como uno de los directores británicos más importantes, son muchas las dificultades que este hombre ha encontrado para rodar sus películas, a pesar de la innegable calidad de su cine. Recuerdo perfectamente su biografía de Emily Dickinson, tan ajustada a la realidad que la poetisa se te volvía tan antipática como difícil era penetrar en las sinrazones de su agorafobia y su voluntad de reclusión y silencio, todo ello sublimado en una poesía que ha ido encumbrándose con el paso del tiempo. El caso es que, a pesar del impresionante trabajo estético de recreación de la vida de la poetisa de Amherst, mi irritación me impidió hacer la crítica de la película. ¡Cómo me hubiera gustado que no hubiera sido así! Ahora podría compararla con esta otra «vida de poeta» que ha filmado Davies con una magnificencia absoluta y con una intensidad emocional que conmueve al más refractario a trasparentar las emociones, porque la vida de Siegfried Sassoon está marcada por la pérdida, por la redención y por la sensación de no haber sido reconocido como se le debía, pero esto lo comparte con todos cuantos escriben y publican, sin duda.

         Siegfried Sassoon viene a ser lo que solemos llamar un «poeta menor», es decir, que no entra en la reducida nómina de los poetas sobresalientes de su generación, y de ahí, imagino, mi desconocimiento total de su figura y de su obra, aunque en su momento fuera muy celebrado, tanto en su vertiente poética como en la narrativa autobiográfica. De hecho, su vida transcurre en un mundo elitista en el que incluso su vertiente homosexual puede vivirla con el consentimiento social de sus más cercanos sin que sea denunciado por ello, puesto que la homosexualidad como delito se abole en Gran Bretaña ¡en 1967! Moverse entre la élite social implica disfrutar de una moral de excepción, aunque todo ello se pone entre paréntesis cuando Sassoon se alista para ir al frente en la Primera Guerra Mundial. Conocidos los horrores de la barbarie que fue aquella guerra de trincheras en campos en los que se sacrificaron a millones de jóvenes de todo el continente, Sassoon decide denunciarlo desde dentro del estamento militar al que pertenece en grado de teniente, si bien lo que único que consigue, gracias a sus influencias políticas y familiares, es ser enviado a un sanatorio donde acaba enamorándose de otro poeta, más joven, a quien ayuda a mejorar su poesía y a quien pierde tras morir este muy poco antes de declararse el armisticio entre los aliados y Alemania. Allí es tratado por el psiquiatra William Halse Rivers, soberbiamente interpretado por Ben Daniels, en un papel que me ha traído a la memoria el impresionante de Andrzej Seweryn en Genealogías de un crimen, de Raúl Ruiz. Los diálogos entre médico y paciente son de lo mejorcito de la película.

         Antes de la presente, he visto la nueva versión de Sin novedad en el frente, de Edward Berger, donde se muestran, con crudeza absoluta, todos los horrores de la guerra que vivió Sassoon y que determinaron no solo su rumbo poético, sino también humano. En Benediction, Davies mezcla la parte de ficción biográfica con material documental sobre esa guerra, en una fusión afortunadísima, porque el impacto de las imágenes reales refuerza la vena pacifista del soldado desengañado que ha observado cómo una guerra «defensiva» se ha convertido en una guerra de «conquista», alargando innecesariamente, a su parecer, el conflicto.

         La vida sentimental de Sassoon ocupa buena parte de la película y sus desengaños amorosos lo llevan a buscar una redención de su homosexualidad —tengamos presente la época represiva en que ha de vivirla— a través del matrimonio y la paternidad, por más que la convivencia al final de su vida con su hijo no sea, precisamente, un camino de rosas. Esa redención incluye, por el lado espiritual, su aceptación del catolicismo en el que ingresa con profunda entrega y devoción hacia el final de su vida, ante la incomprensión del hijo, con quien tiene un magnífico diálogo en la iglesia y un vibrante enfrentamiento cuando quiere sacarlo del estado de postración en que vive el poeta, solo y aislado del mundo, con muy pocos contactos exteriores, y en eso hay un nexo de unión con la vida de Dickinson, ciertamente.

         La música tiene una presencia muy destacada en la película y contribuye a crear el relato, en la medida en que expresa esos «sentimientos de época», llamémoslo así, que comparte el protagonista con el resto de los mortales. Recordemos, ya puestos, que Davies realizó una película con las canciones populares como protagonistas absolutas, una película deliciosa, por cierto: Voces distantes, centrada, a diferencia de esta, en la vida cotidiana de una familia obrera a lo largo del tiempo.

         Hay en la película un juego entre pasado y presente marcado por la transformación física de los personajes que nos permite abarcar el periodo vital del escritor; pero esas súbitas transformaciones son también una pausada meditación poética sobre el paso del tiempo, sobre la muerte y sobre la poesía. La película, cuyo nombre yo he interpretado literalmente: bene dictione: lo «bien dicho», el «buen discurso», tiene un alto contenido poético que se resuelve en el excepcional desenlace que da igual que revele, porque de lo que se trata es de verlo y oírlo en función del recorrido biográfico del poeta. Sentado en un banco en el que el personaje se transforma desde el presente en el pasado de soldado cuando convive en el sanatorio con Wilfred Owen, oye la recitación del doloroso poema de Owen, Disabled, que le dio a leer cuando cambió de orientación poética a instancias de Sassoon. ¡Qué emociones tan diversas y profundas puede llegar a experimentar el espectador en los minutos finales de la película!

                                                                                                       

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