El apóstol o la tradición gótica de la Santa
Compaña gallega en animación 3D
Título
original: O Apóstolo
Año:
2012
Duración:
72 min.
País:
España
Director:
Fernando Cortizo
Guión:
Fernando Cortizo
Música:
Xavier Font, Arturo Vaquero, Philip Glass
Fotografía:
Matthew Hazelrig
Reparto:
Animation (Los personajes están diseñados a partir del físico de los actores
Luis Tosar, Carlos Blanco, Celso
Bugallo, Geraldine Chaplin, Manuel Manquiña, Jorge Sanz y Paul Naschy entre
otros, quienes les aportan sus propias voces.)
Productora:
Artefacto producciones
Quisiera en la crítica de esta semana recuperar una
película que se mal estrenó el año 2012 de una manera casi clandestina, porque,
habiendo prometido la distribuidora su estreno en 80 salas, sólo pudo verse en
20, en horarios poco atractivos y en salas alejadas del centro de las ciudades,
lo cual hizo que, económicamente, el fil fuese un fracaso absoluto. De la
inversión de 5’2 millones para hacer la película, solo se recaudaron 60.000€,
lo que ha motivado a su productor y director Fernando Cortizo a comercializar
en DVD la película, que puede ser adquirida, como yo así lo hice, en esta
dirección electrónica: http://oapostolo.tictail.com/.
Esta
realidad, desgraciadamente, también forma parte de nuestra deficiente y anómala
industria cinematográfica, para la que es indiferente, parece que El Apóstol consiguiese el Grand Prix en
el Festival CINEHORIZONTES de Marsella;
el primer premio en el Festival EXPOTOONs de Buenos Aires; el Gran Premio del
Jurado en el FANTASPORTO; el premio del público en el Festival de ANNECY, el
festival más importante de animación del mundo, y el premio a la mejor película
al WEEKEND of FEAR en Berlín.
Es decir, un palmarés difícil de
igualar per cualquier otra película de animación española. Si añadimos a todo
ello que Tim Burton elogió la película i declaró que no le hubiese importando
ser su director, redondeamos un conjunto de avales que habrían de hacer
obligatoria la visión de esta meritoria película rodada en Stop Motion y 3D.
Aunque solo fuera por la solidaridad propia de los cinéfilos, animaría a los
lectores de esta crítica a contribuir, con la compra de la película, a ponerle
remedio a la ignorancia que de ella se tiene incluso en los círculos de
aficionados al cine y concretamente al cine español, que somos muchos. Piense
el benemérito aficionado que estamos hablando casi de una película maldita, de
una rareza que merece la pena verla y que forma parte de nuestra videoteca
particular.
Lo primero que sorprende gratamente
de la película es que los muñecos de plastilina con los cuales se ha hecho,
reproducen las facciones de actores tan conocidos como los reseñados en la
ficha de la película, los cuales, además, doblan con sus voces los muñecos tan
bien animados y tan magníficamente fotografiados, porque hemos de apresurarnos
a decir que una de las grandes virtudes de la película de Fernando Cortizo, si
no la mayor, es la exquisita puesta en escena, con unas exteriores e interiores
muy sugerentes y conseguidos. Aunque cuesta aceptar que una película de
animación pueda generar miedo en el espectador, lo cierto es que los paisajes,
los personajes y las decoraciones de los interiores de la película lo consiguen
sobradamente. La intensa expresividad de los personajes y el ambiente tenebroso
donde se desarrolla la acción hacen que la dimensión gótica de la película
alcance unos niveles de verismo propios de una película con actores de carne y
hueso [No viene a cuento, pero aprovecho para recomendar De carne y hueso (2012)
de Jacques Audiard, con una impresionante Marion Cotillard]. La ingenuidad del
protagonista, a imagen y semejanza, más la voz, de Carlos Blanco, Ramón Fortes,
consigue que el espectador simpatice con su destino de ladrón burlado, porque
la historia gira alrededor del propósito de un ladrón fugado de la prisión para
hacerse con las joyas que otro prisionero, con quien quiere escapar –breve pero
magnífica y divertida aparición de Luis Tosar– para ir a buscarlas, dejó en una
aldea perdida en el camino de Santiago. Así pues, la aventura de Ramón Fortes y
los peligros por los que ha de atravesar para conseguir el botín deseado son,
en esencia, el esqueleto argumental de la obra. Su peregrinar le acaba llevando
al pueblo imaginario de Xanaz, aunque, en el mismo camino de Santiago, hay un
caserío con el mismo nombre, entre San Romeo da Retorta y Santa Cruz da
Retorta. El pueblo esconde un secreto tenebroso en el que Ramón va siendo introducido
gracias a la sospechosa amabilidad de los extraños pobladores del lugarejo.
Poco a poco, sin embargo, su presencia curiosa y entrometida, acaba
convirtiéndose en un problema para la conservación de los intereses de los
habitantes del lugar. Los intentos de Ramon Fortes para recuperar las joyas son
infructuosos, pero en lugar de las joyas acaba descubriendo que… y aquí es
donde el crítico ha de suspender el resumen y pasar a una interpretación que no
desvele el final, propio, además, de una película de terror, lo cual haría
imperdonable su osadía.
La película, no hace falta decirlo,
es de una perfección técnica sorprendente, y el diseño de los paisajes y de los
interiores poco tiene que envidiar a los reales, aunque muy probablemente al
director le hubiera costado mucho hallarlos, reales, con la capacidad sugerente
y poética de los que aparecen en la película. Hay, si acaso, una pega que
ponerle a la película, además de la previsibilidad del desarrollo argumental, demasiado
ajustado a las características habituales en el género, y no es otra que el
ritmo excesivamente lento con que se desarrolla la historia y, y eso acaba
enfadando al espectador, al menos a éste que firma, la atonía con la que habla
el protagonista, Ramón Fortes, algo que no sucede, sin embargo, con su
antagonista, el diabólico párroco de Xanaz, perfectamente interpretado mediante
la voz maravillosa de Celso Bugallo, plena de matices y riqueza sonora. En conjunto,
la película sorprende por sus niveles de calidad, a la altura, e incluso
superiores, de películas como La novia
cadáver (2005) de Tim Burton, por ejemplo, aunque en la edición de los Goya
de 2013 El Apóstol no recibió ningún
premio. La historia, plenamente arraigada en el mundo gallego de las ánimas en
pena, de las creencias en los espíritus y las maldiciones, etc., se anima mucho
cuando entran en escena el Arcipreste de Santiago y su ayudante, los
espléndidos Jorge Sanz y el mítico Paul Naschy (nombre artístico, como todo el
mundo sabe, del actor y director Jacinto Molina), quien murió poco antes de que
la película se estrenara y a quien Fernando Cortizo ha dedicado su película
como señal de homenaje a su trayectoria en el mundo del género del terror, al
cual pertenece este El Apóstol por
derecho propio, llena de referencias críticas hacia los estamentos religiosos,
lo cual bien podría hacer pensar en que la película arrastre una cierta
maldición que hubiera contribuido a su condición de película maldita…
Vi la película en la versión alquilada de veinticuatro horas y no he podido repasar mis impresiones sobre esta interesante cinta que sorprende por su magnífica puesta en escena y su maravilla técnica de cine de animación. No hago sino coincidir contigo en la apreciación del filme como recreación del submundo gallego con su cohorte de leyendas en la aldea mítica de Xanaz. Me gustó, pero tuve la impresión de que a esta película le faltaba algo de salero. Muy densa pero poco chispeante. En algún momento eché en falta la presencia de algún personaje femenino que alegrara el sombrío y neblinoso mundo de O apostolo. Y convengo contigo en el ritmo moroso que me hizo cerrar los párpados en una de las noches en que empecé a verla en mi iPad. Creo que le faltaba ritmo y una heroína que hubiera ayudado a Ramón Fortes. Pero me sorprendió gratamente la calidad técnica.
ResponderEliminarYa me ha pasado con varias producciones españolas: unas excelentes hechuras técnicas y una clamorosa ausencia de interés en el guión. Aquí sucede. A una realización exquisita, con una puesta en escena de altísima calidad, le acompaña un repertorio de tópicos del género que, además, va acompañado por una morosidad insufrible, como si viéramos a los dobladores superpuestos a las imágenes, no que las voces salieran de sus personajes animados. Con todo, merece ser conocida, por lo que tiene de generoso esfuerzo de producción propia.
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