Hacienda te vigila, Hacienda te persigue, Hacienda somos todos…
Título original: Celeste
Año: 2024
Duración: 35 min.
País: España
Dirección: Diego San José
(Creador), Elena Trapé
Guion: Diego San José,
Daniel Castro, Oriol Puig Playà
Reparto: Carmen Machi; Manolo
Solo; Andrea Bayardo; Antonio Durán; Aixa Villagrán;
Clara Sans; Jesús Noguero; Marc Soler; Marc Soler; Gary Anthony
Stennette; Saibon Wang; Gala Bichir.
Música: Lucas Vidal
Fotografía: Alex García
Martínez.
La Delegación
de Hacienda donde yo trabaje en mi veintena estaba más cerca del funcionariado
del siglo XIX que del XX o este del XXI que, dado el relieve adquirido por la política
fiscal de los distintos gobiernos, convierte a los inspectores de Hacienda poco
menos que en personas con un poder paralelo al de la judicatura o al de los
propios políticos. Convertir a una inspectora de Hacienda en protagonista de
una serie no solo está en consonancia con los tiempos, sino que, al menos en
este caso, se han reunido una serie de particularidades que convierten esta miniserie en una película muy estimable y, sobre todo, divertida. Añadamos el
trabajo soberbio de Carmen Machi, quien compone una inspectora literalmente sui
géneris, y tendremos un esparcimiento inteligente y una trama que atrapa la
atención de los espectadores.
La historia se
inspira en los líos con Hacienda en España que tuvo la cantante colombiana
Shakira mientras estuvo casada con el futbolista del Barça Gerard Piqué. En
esta ocasión se trata de Celeste, ídola de propios y extraños y cuya vida
y milagros va a tener que recorrer la inspectora para acreditar que la artista
ha residido en España el mínimo de 185 días al año que la convierten en contribuyente
en nuestro país, lo que supondría, para las arcas públicas un «pellizco» fiscal
de más de veinte millones de euros. Hasta aquí todo puede parecer de lo más
anodino, pero cuando advertimos el «tipo» de mujer que es la inspectora, gris hasta
el marengo, atrabiliaria, y tan segura de su inteligencia fiscal como
desgraciada por su físico, vestida a la usanza del primer tercio del siglo XX,
aunque no necesariamente una mojigata, comenzamos a entrar en el juego
planteado por el creador de la serie. Sí es cierto que el personaje del paparazzo,
interpretado por esa joya de actor que es Manolo Solo, la historia crece, como
cuando va descubriendo que quien la requirió para hacer la última inspección
ejemplar antes de jubilarse está dispuesto a hacer doble juego a poco que
pueda, negociando con la artista una multa y eximiéndola de la responsabilidad
penal por fraude. La joven inspectora que la Administración pone a su servicio
para que le sirva de apoyo en ciertas labores necesarias pero ingratas es un
papel que rezuma excesiva ingenuidad y que a mí, particularmente, no es que me
entusiasme. No ocurre lo mismo con la propia Celeste, cuyas dotes para el baile
y el canto son más que notables, y cuya excelente interpretación hace la miniserie
muy convincente. De hecho, y no quiero extenderme sobre ello por razones
obvias, en la historia habrá un planteamiento de cazadora y presa que, a medida
que progresa el seguimiento de la hipotética defraudadora, la cazadora cae bajo
el influjo seductor del personaje público y se operará en ella una
transformación muy curiosa y muy bien llevada.
El mundo de
los altos funcionarios está muy bien descrito, con esa pachorra de los opositores
que miden su éxito en la vida por el número que sacaron en las oposiciones de
su promoción, una jerarquía como otra cualquiera. ¿Qué ocurre, sin embargo,
cuando el número uno pone su sabiduría fiscal al servicio de los posibles
defraudadores…? También en eso entra la película.
Al margen de
la persecución fiscal y los métodos pseudomafiosos de la inspectora para
conseguir información en los comercios: «Esto tiene dos maneras de
solucionarse, una larga y una corta…», una frase que, a medida que la serie
vaya siendo más vista, no dudo de que acabará convirtiéndose en un mantra
popular, parecido al ya célebre, ¡y muy cercano al ámbito de la Hacienda
pública!, del «¿con IVA o sin IVA?»; al margen de esos métodos, decía, hay también
una dimensión individual en la protagonista que nos habla de una mujer que
acaba de enviudar, que se acaba de jubilar, aunque su superior la rescate para
la última inspección «sonada», que descubre que su marido le era infiel, que frecuenta
salas de fiesta para mayores con necesidades de relaciones y que tiene una
hija, un papel brillante que la actriz
Aixa Villagrán clava a la perfección, ¡ah, y que ha heredado un perro de
su marido con el que tiene una relación de amor y odio a partes iguales, y que
dará pie a una hermosa secuencia.
El equivalente
entre una inspección policial y una inspección fiscal se borra completamente en
la película, pero subsiste esa parte de thriller contable que no
desdeñará ni siquiera sus momentos de angustia y tensión que amenazan con
quebrar, de nuevo, la carrera de la funcionaria. De nuevo, sí, porque en su
casa aún recuerda su hija lo mucho que tuvieron que pasar cuando la madre no
supo probar el fraude de un conocido futbolista del Real Madrid, club escogido
para despistar, claro está, porque ese otro caso famoso recuerda al del jugador
del Barça Lionel Messi…
Muy importante
es el dinamismo que se le imprime a la acción gracias al medido metraje de cada
capítulo, unos veintisiete minutos, lo que la convierte en una miniserie idónea
para verla de un tirón o en dos tandas en un fin de semana. En la medida en que
las necesidades del guion exigen la presencia del fan acosador, porque es un
personaje fundamental para la resolución del caso, cabe decir que, al margen
del impecable retrato social de la familia, acaso exija demasiada credulidad
cuanto lo rodea e incluso el propio acosador en sí, aunque se trate de un tipo
absolutamente verosímil, como la historia lo demuestra, y ahí está el asesinato
de John Lennon, sin ir más lejos. Con todo, las escenas de tensión están muy
bien hechas y no desmerecen en absoluto del resto de la miniserie. La directora
es la responsable de Rapa, una credencial que nos habla nítidamente de
la facilidad con que la cámara narra la historia, amén de la excelente
ambientación de todos los lugares, que no son pocos, que aparecen en la
historia.