Las vidas de Grace o la infancia abusada: la traumática sutura de las heridas
del yo.
Título
original: Short Term 12
Año: 2013
Duración: 96
min.
País: Estados Unidos
Director: Destin Cretton
Guión: Destin
Cretton
Música: Joel
P. West
Fotografía: Brett
Pawlak
Reparto: Brie Larson, John Gallagher Jr., Kaitlyn Dever, Stephanie Beatriz, Rami Malek, Alex Calloway, Melora Walters, Keith Stanfield, Silvia Curiel, Harold Cannon
Cuando una historia se impone a los
recursos narrativos fílmicos, olvidamos de repente que estamos delante de una
obra de arte donde un Director ha abocado toda su imaginación -en el sentido
literal de la palabra- y solamente, una vez ha acabado la película y todavía
nos sentimos golpeados por aquello que hemos visto, tratamos de recordar
aquella compleja trama de secuencias, de planos y contraplanos, de travellings,
de planos secuencia, de picados y contrapicados, etc., o el tan específico uso
de la cámara al hombro, sin saber si esta revisión mental acabará cambiando
nuestra opinión sobre la película.
Hablamos, como ya se habrá adivinado,
de una película que muy bien podríamos considerar como heredera del 'cinéma
vérité' francés o del 'free cinema' inglés, los dos a medio camino del documental pero con una poderosa
narración transparente al servicio de historias sobrecogedoras donde se
denuncian situaciones sociales duras e incluso durísimas, como es el caso de Las vidas de Grace, porque,
en este film, es la cuidadora de
los niños con serios problemas familiares, la que necesita ayuda urgente si es
que quiere mantener la integridad psíquica personal y que no se le vaya a pique
el proyecto vital en que se ha embarcado con un compañero del trabajo.
En principio, su background de niña abusada muy gravemente, violación incluida, por
un padre que está a puntoi de cumplir condena
y salir de la cárcel, parece el adecuado para poder atender a criaturas que
sufren problemas como el que ella ha vivido en carne propia, pero, como ya
digo, todo se complica de lo lindo cuando recibe la noticia dolorosísima de que
su padre será puesto en libertad.
Revivir los traumas que tuvo que
sufrir a una edad tan temprana, pero a la vez no demasiado lejana, porque no
habrán pasado más de veinte años entre su pasado traumático y su presente en
que todavía no ha digerido aquellos hechos traumáticos, es, quizás, el eje
central de 'estas "vidas de Grace". El plural se refiere, está claro,
a su presente laboral, porque la chica está volcada, como educadora social, en
la cura de adolescentes con serios problemas.
El cruzamiento de ambas vidas, la
suya y la de sus adolescentes, con el estallido de su profunda vergüenza y su
incapacidad para superar aquella situación que vivió, se produce justo con la
llegada al centro de internamiento, no especialmente riguroso, porque los
jóvenes tienen fácil acceso al
exterior, de una interna con tentaciones suicidas y propensa a autolesionarse,
fruto de una situación de abuso por parte del padre que los terapeutas no han
detectado, y que tampoco la joven ha querido nunca denunciar. Es angustioso ver
por lo que están dispuestas a pasar algunas jóvenes para no perder el hogar
familiar, para no perder el fuerte sentimiento de pertenencia a un grupo
familiar fuera del cual se sienten perdidas.
Short Term 12 es el nombre de la
institución: centros de acogida donde
los internos conviven con sus cuidadores, quienes intentan crear un ambiente
donde los jóvenes puedan intentar rehacer sus vidas.
El director trabajó en uno de ellos y
el resultado de aquella experiencia fue un cortometraje que ha llegado a ser,
mutatis mutandi, este largometraje que se ve como un acercamiento a un mundo a
menudo olvidado y como un homenaje a las
personas que dedican sus esfuerzos laborales para cuidar a personas con tan graves
heridas psicológicas.
La verosimilitud de las historias y
la verdad de las actuaciones nos atrapan, como espectadores, desde el primer
momento, y a pesar de que el
comportamiento de la protagonista da a entender que tiene un talante
caprichoso, un poco lunático, enseguida averiguamos el trasfondo dramático que
lo fundamenta.
Entre las primeras críticas que
aparecieron en esta sección, había una, La herida, de Fernando Franco, que tiene mucho que ver con esta,
porque se trata de situaciones llevadas al límite y más allá. Es curioso que las dos sean la ópera prima de
cada uno de ellos. Ahora bien, cuando se ha tenido una relación directa con personas que sufren estos dramáticos
trastornos de la personalidad, sea por la causa que sea, es muy difícil olvidar
los duros momentos vividos junto a estas personas. Por eso, Destin Daniel
Cretton pensó que ninguna otra historia era más digna de ser contada que la que
vivió de primera mano. Y se lo tenemos que agradecer, porque nos ha ofrecido
una película que la vemos más con los ojos del corazón que con los
ojos del crítico. Es cierto que se deja llevar por su entusiasmo hacia los
'héroes' que contribuyen a suturar, dentro de sus reducidas posibilidades, las
heridas de los jóvenes a su cargo, y que nos quiere dar un final esperanzado, pero
¿lo habremos de censurar por ello?
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