sábado, 13 de diciembre de 2014

La TIA vista por Fesser


                           


Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo: Una animación de vértigo…y sin el mordiente argumental de Ibáñez.

Título original: Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo
Año: 2014
Duración: 88 min.
País: España
Director: Javier Fesser
Guión: Javier Fesser, Cristóbal Ruiz, Claro García (Personajes: Francisco Ibáñez)
Música: Rafael Arnau
Fotografía: Miguel Pablos
Reparto: Animation

         Es muy probable que muchas familias se equivoquen si llevan a sus criaturas a ver esta película que más parece concebida para espectadores granados –antiguos lectores de los tebeos de Francisco Ibáñez, cuyo toque social se echa mucho de menos      en esta película– que para los pequeños, muchos de los cuales probablemente no solo acabaran mareados, sino que no encontrarán ninguna historia que seguir ni tampoco alguna situación más o menos comprensible para su edad. Y hasta algún chiste atrevido, como el de “el aquello”, es probable que los desconcierte. Así pues, en la concepción de esta película hay algo que falla estrepitosamente. Porque se halla a medio camino de públicos muy diferentes, sin decantarse abiertamente por alguno de ellos, lo que sí ocurre con los productos Disney, por ejemplo, sin que ello signifique que los adultos no hallen compensaciones en ellos. De hecho, la anterior incursión de Fesser con actores reales, fue una aproximación al universo de Ibáñez bastante más cuidada y atractiva. En lugar de la visión social crítica del maestro Ibáñez, Javier Fesser ha optado por ofrecernos un catálogo inacabable de escenas del más puro y antiguo slaspstick (un género que dio auténticas obras maestras al séptimo arte en la época del cine mudo) las cuales prácticamente te dejan sin aliento, aunque la repetición constante hace que pierdan algo de fuerza y gracia. La película es un prodigio por lo que a la animación se refiere, y tiene unos escenarios conseguidísimos, pero bastante desaprovechados, como si fuesen apenas el marco del golpe que vendrá inmediatamente. Dentro del haber de la película hemos de contar la aparición de Rompetechos, acaso un personaje más gracioso que los propios Mortadelo y Filemón, aunque no dé para hacer girar una película alrededor de sus graciosas confusiones. En esta aventura, sin embargo, añade momentos auténticamente hilarantes, propios de la esencia del personaje. Con todo, el diseño de los muñecos animados peca un poco de cabezudos, lo que le resta cierta espectacularidad a las transformaciones de Mortadelo, metamorfosis que, por otro lado, tampoco se prodigan demasiado; al menos para el gusto de aficionados antiguos, como este crítico.
        Quizá el sueño de un Filemón héroe popular, versión de James Bond, con el cual se abre la película, sea uno de los momentos estelares de una obra que tiene más guiños cinematográficos, como convertir e Jimmy el Cachondo en un Marty Feldman redivivo, aquel tan magnífico de la inolvidable El jovencito Frankestein (Mel Brooks, 1974) o convertir al malo Tronchamulas en el vivo retrato del Malamadre interpretado por Luis Tosar en Celda 211 (Daniel Monzón, 2009) en quien parece haberse inspirado el dibujo cejudo del personaje, el más conseguido de toda la película gracias a uno de los elementos al que se le saca más rendimiento fílmico: la reversicina, un invento del Dr. Bacterio que consigue cambiar radicalmente el carácter de una persona. Esos cambios repentinos tendrán un papel destacado en la película y supondrán la contemplación de los momentos más agradecidos de toda la proyección. El film se ha concebido para ser exhibido en 3D, y muy probablemente esta sea la razón de la sobreabundancia de persecuciones que consiguen marear a los espectadores, al tiempo que apoderarse de la mayor parte del metraje. Es evidente el rendimiento que se extrae en el 3Dde las persecuciones, pero, francamente, me parece que se ha abusado lo suyo.
        La película es absolutamente fiel a la esencia de los diferentes personajes que aparecen, y los reconocemos enseguida, y no gusta que sea así; pero eso no obsta para que se hubiera podido cuidar algo más el argumento de la historia. Con todo, y aunque solo para los aficionados ya maduritos, la obra se ve con placer y consigue arrancarnos alguna que otra carcajada. Eso sí, a los pocos pequeños que había en la sala ni se les oyó reacción alguna.
        Aún con el buen regusto que nos dejó Camino (2008) –es muy probable que la película alemana que ahora se anuncia, Camino de la cruz (2014), esté inspirada en ella– y con el mejor del buen partido que supo extraerles Fesser a un Viyuela magnífico como Filemon y a un insuperable Benito Pocino, absoluto doble humano de Mortadelo, esta película de animación no defraudará a los acérrimos seguidores de Fesser, pero no es menos cierto que esperábamos algo más de un autor tan interesante e imaginativo. Ya puestos, es más que probable que una película sobre la 13 Rue del Percebe, un clásico que se debería estudiar en las facultades de Historia de este país, hubiese tenido más mordiente que este pretexto para un desfile de persecuciones, carreras y golpee que, a la larga, y a pesar de la perfección técnica de la realización, no pueden substituir el legítimo mundo corrosivo de Francisco Ibáñez.

2 comentarios:

  1. No me ha seducido en absoluto esta película de Mortadelo y Filemón, personajes que seguí, como buen lector de tebeos y devoto de Ibáñez. No, no la he visto. Quiero decir que no me he sentido tentado de ir a verla. No me interesan los personajes de mi niñez y de mi adolescencia por más que pudieran gustarme o apasionarme entonces. Yo era un entusiasta de Marvel Comics pero no se me ocurriría ir a ver una peli basada en Los Vengadores o Patrulla C o Spiderman. No sé si hay en ello un rechazo absoluto de aquel tiempo, del que sí rescato, sin embargo, mis lecturas de Marcial Lafuente Estefanía o Álvaro de Laiglesia. Nunca me acabo, por contra, de enamorar el mundo de Ibáñez con su optimismo a prueba de bomba. Me admira que te hayas atrevido con este filme. En fin, deben ser cosas de la edad.

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    1. Vi la anterior que hizo, con Viyuela y Pocino, que clavaban, en actores, los dibujos, y me gustó bastante. Por eso tenía curiosidad por ver qué había hecho con la animación por ordenador, que tantas posibilidades permite. Me reí tres veces. Llegué a cabecear levemente en alguna ocasión y me marearon las persecuciones que acaso en 3D tengan más sentido que en la versión normal. Mis cuñados llevaron a la hija de nuestra sobrina y se aburrió soberanamente. No me extraña. No es una película para niños. No me extrañaría que algunos incluso lloraran, como le pasaba a Elia Caballero con las palizas que recibía D. Quijote. No te pierdes gran cosa, excepto la aparición de Rompetechos, mi auténtico ídolo, por encima de los agentes de la TIA. Anima bastante la desangelada historia. En fin, prescindible. Mi hija, con quien fui, se aburrió soberanamente...

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