Entre el amor
y la carrera profesional: los nuevos roles de hombres y mujeres.
Título original: Fair Play
Año: 2023
Duración: 113 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Chloe Domont
Guion: Chloe Domont
Reparto: Phoebe Dynevor;
Alden Ehrenreich; Eddie Marsan; Rich Sommer; Sebastian De ; Souza; Jim
Sturgeon; Sia Alipour; Geraldine Somerville; Jamie Wilkes; Abe Fark; Buck
Braithwaite; Laurel Lefkow; J. Pace; Yacine Ramoul.
Música: Brian McOmber
Fotografía: Menno Mans.
Si Armas de
mujer fue una comedia que enamoró a los públicos por el ingenio de una
trepa que, con suficiente preparación, sabe estar en el sitio adecuado en el
momento justo, Juego limpio, aunque tiene como protagonista a una mujer,
en modo alguno va a enamorar a público alguno, porque estamos ante una muestra
de realismo sucio usamericano más cerca de la deprimente realidad reflejada por
Mamet en el guion de Glengarry Glen Rose. Dirigida por James Foley. Por
si fuera poco, la pareja protagonista trabajan como analistas de mercados para
una firma especuladora, quienes viven de comprar y vender acciones, especulando
sobre lo divino, lo humano y lo rastrero.
De la pareja
se nos cuenta su historia de amor y cómo se van a vivir juntos, manteniéndolo en
secreto, porque los emparejamientos de los empleados atentan contra la política
de la empresa, que los prohíbe, como perturbadores de la buena marcha de los
negocios. Son jóvenes. Están cargados de ilusiones por prosperar, por
descollar, por ser reconocidos y por alcanzar el poder de quienes deciden, de
quienes se saben instalados en ese potro de tortura que exige el máximo de uno
para no ser relevado por alguien con mayor intuición para ver dónde está el
negocio, el provecho, el interés, el «pelotazo».
Que los dos
jóvenes no sean estrellas destacadas del universo cinematográfico añade un
punto de verosimilitud a la trama que dota al relato de una perspectiva
realista, no tanto de cuadro de costumbres, cuanto de análisis generacional y,
avanzando en la trama, de las dos personalidades de los protagonistas, quienes
se manifiestan en toda su agresiva claridad cuando un detonante trastoca lo que
se esperaba y emerge una situación nueva a la que han de hacer frente y para la
que, como era de esperar, no están preparados, específicamente él.
Tras asistir
al deprimente espectáculo de cómo echan del trabajo a un jefe de analistas, con
violencia y teniendo que ser reducido por los servicios de seguridad, una
deshumanización absoluta de las relaciones laborales, corren los rumores de que
el protagonista de la película va a ocupar su lugar. Lo que sucede, sin
embargo, es que es a ella, a la protagonista, a quien la nombran para ocupar
ese lugar de mando desde el que tendrá bajo sus órdenes a su pareja, una
situación incómoda que va a desatar una espiral de conflictos que van mucho más
allá de los celos profesionales, porque, con la asunción de nuevas
responsabilidades, mientras ella crece profesionalmente y desarrolla unas
capacidades que él ni por asomo tiene, este intenta a toda costa destacar ante
ella y los jefes para buscar un ascenso que los iguale en méritos
profesionales, porque, muy lentamente, el equipo directivo de la empresa va a
ir «seduciendo» a la brillante analista para que se integre plenamente en ese
círculo directivo al que por sus méritos «pertenece».
De forma
paralela, la joven comete el «error» de comentarle a su madre que su pareja le
ha pedido que se case con él, y la madre, ni corta ni perezosa, inicia las
gestiones para la celebración de una fiesta de compromiso, con lo que eso
supone de desplazamientos aéreos, reunión de familiares y amigos, etc. Con esa «amenaza»
latente al fondo, la vida de los dos jóvenes entra en una dinámica por la que
todo va a ir deteriorándose poco a poco, sobre todo a partir de que él, motu
proprio, haga unas inversiones que se acaban convirtiendo en un agujero negro
de pérdidas para la empresa, todo por tratar de estar a la altura de ella y
reivindicar su propia promoción. La solución, para más Inri, llega de la mano
de ella, porque ha sido puesta en el brete definitivo: o lo arreglas o estás
despedida. Arreglarlo y ganar más de lo que se había perdido le reporta un «bonus»
de medio millón de dólares, cheque que él ve casualmente entre otros papeles de
su bolso.
La deriva de
la relación entre ambos se va volviendo cada vez más oscura, tóxica y asfixiante,
de modo que lo que comenzó como una comedia romántica, o poco menos, se
convierte en un thriller psicológico envenenado, en el que se alcanzan cotas de
auténtico terror, dado que la humillación, en términos narrativos, suele exigir
un desquite, una venganza. Nos movemos, entonces, en el fértil terreno del
resentimiento de las almas vulgares que jamás llegarán a las cotas de éxito
social a las que imaginaban que podrían llegar. En este tramo, la película
alcanza sus mejores registros, así como las interpretaciones de los
protagonistas: Phoebe Dynevor y Alden Ehrenreich, quienes bordan sus papeles,
el de la desengañada de una masculinidad alienada y tóxica y el del resentido
que busca resarcirse de sus limitaciones
mediante el acoso a la triunfadora que le ha robado la gloria.
A su manera,
la película tiene mucho de documento sociológico de verdadero impacto, porque
nos habla de una sociedad en la que el choque de valores de muy diverso signo
se impone sobre la posibilidad de la concordia. Sí, nos cuentan la historia de
dos seres concretos, pero no podemos olvidar lo difícil que resulta construir
una convivencia frente a valores, como el de la masculinidad dominante que es
incapaz de reconocer el mérito de la mujer, aunque ello se va corrigiendo poco
a poco; y, en ciertos niveles de pensamiento o formación, es algo que se
contempla ya hoy con la mayor naturalidad.
Empiezas indicando que la película tiene aires de realismo sucio ¿usamericano? (gran acierto de palabra, sin duda) y narras un guion que me parece más cercano a la ciencia ficción que a la parca realidad en que me desenvuelvo....¿bonus de medio millón? ¿arreglar un agujero ganando dinero? .. Es curioso como la ficción puede reflejar la luz de la realidad aun cuando sus argumentos sean tan lejanos de la "realidad" de quienes la vemos. Es lo que alguien llamó "la verdad de la mentira"
ResponderEliminarEl "relato" y los datos no siempre guardan estricta correspondencia; de todos modos, las pérdidas millonarias de ciertos operadores en bolsa de bancos o grupos de inversión tienen fama... Desde fuera del "negocio" el relato se sostiene y no impide que la evolución psicológica de la "pareja" sea verosímil.
ResponderEliminar