Una comedia frenética que
satiriza ejemplarmente los metaversos y
toda su ralea…
Título original: Everything Everywhere All at Once
Año: 2022
Duración 139 min
País: Estados Unidos
Dirección: Dan Kwan, Daniel Scheinert, Daniels
Guion: Dan Kwan, Daniel
Scheinert
Música: Son Lux
Fotografía: Larkin Seiple
Reparto: Michelle Yeoh; Ke Huy Quan; Jamie Lee Curtis; Stephanie Hsu;
James Hong;
Tallie Medel: Harry Shum Jr.; Jenny Slate; Anthony Molinari; Audrey
Wasilewski.
Confieso mi distanciamiento
inicial de casi todas las películas «matriciales» que juegan con los universos
paralelos, los metaversos y toda esa ralea de espacios virtuales en los que los
pobres humanos nos perdemos con tanta facilidad como, si somos de los buenos, imponemos
allí nuestra ley y nuestro orden. Todo a
la vez en todas partes tiene un arranque absolutamente realista y estéticamente
muy pobre, transcurre en el interior de una lavandería china cuya dueña vive
obsesionada por los males de cabeza que le proporciona el negocio y que,
además, se ha empeñado en celebrar por todo lo alto el cumpleaños de su padre.
La empresaria desbordada por sus obligaciones nos permite comprobar la excelsa
calidad interpretativa de la protagonista, Michelle Yeoh, avalada con
anterioridad por películas de gran éxito popular como la bondiana El mañana
nunca muere, de Roger Spottiswoode o
El tigre y el dragón, de Ang Lee, película adscrita a un género, el Wuxia,
centrado en las artes marciales orientales que tiene, en esta candidata a los
Oscar, una presencia constante, y quizás excesiva, a fuer de repetitiva.
La aparición de
la hija, y nieta, con su novia, dispara el enfrentamiento entre madre e hija,
una típica relación de desencuentro madre-hija que vertebra la película y sirve
de anclaje entre los universos paralelos y el mundo real, dado que el padre
asume una posición equidistante entre ambas, si bien, para todo lo demás del
negocio, respalda a la sobresaturada empresaria.
La trama hacia
los universos paralelos se dispara cuando toda la familia al completo van a
pasar una revisión fiscal que les exige la presentación de una documentación que
no es suficiente para pasarla sin ser severamente multados. Y ahí nos
encontramos con otra excelente sorpresa: la funcionaria es Jamie Lee Curtis, en
un papel al que en modo alguno nos tiene acostumbrados, y que despliega con una
energía, un humor y una veracidad propios de su magnífica calidad
interpretativa. Dada la discrepancia con las autoridades, de repente, la
protagonista, que ha estado absolutamente distraída de las explicaciones de la
funcionaria, inicia una batalla campal con las fuerzas de seguridad del
edificio en la que también se involucra la funcionaria, y todo ello sin que la
protagonista acabe de enterarse de qué está pasando. Es el marido quien, poco a
poco, va a ir informándola de que están siendo objeto de una suerte de abducción
de otros mundos paralelos que los obliga a desempeñar un papel activo para impedir
que una fuerza destructiva acabe con ella, con él y con su familia, aunque, en
esos mundos paralelos, la fuerza del mal se encarna en la hija y el abuelo es
el principal enemigo de su nieta, a quien quiere «liquidar» para acabar de una
vez por todas con la amenaza del mal.
Reconozco,
porque esos enfrentamientos en los universos paralelos siempre se producen
mediante luchas de artes marciales que siguen la estela que popularizara el
genio de Bruce Lee, que las idas y venidas a y desde esos mundos suponen una confusión
muy notable, al menos para este espectador tan escéptico incluso con grandes momentos
estelares del género como Matrix, de Lilly y Lana Wachowski. Reconozco, eso sí, que nada
hay aquí de adhesión al género y sí todo de parodia e incluso sátira, con
momentos incluso muy escatológicos, como la necesidad de dos combatientes de
retroalimentar sus poderes con dos sentadas en dos poderosos símbolos fálicos,
¡lo que incluye, en uno de esos saltos, el difuminado del ano de uno de los saltadores
que se están enfrentando a vida o muerte con la protagonista! Todas las escenas
de combate siguen la coreografía habitual de las luchas mediante artes
marciales en las que la protagonista se descubre como una virtuosa, algo que,
en un momento de la película, admiran el padre y la hija.
Toda la
parafernalia de los mundos paralelos se nos aparece sin sofisticación ninguna,
aunque, eso sí, hay un rigor metodológico en las idas y venidas que van
acompañados de un recurso de los personajes, taparse el oído y lanzar la cabeza
hacia atrás para «conectar» con el mundo paralelo y saber cómo desenvolverse en
él y cuáles son las amenazas que han de sortear. Llega un momento, ya digo, en
que la vorágine de conexiones y desconexiones, y las constantes acometidas de
los luchadores que se oponen a la labor salvífica de la protagonista, quien se
resiste, de todos modos, a identificar a su hija con el mal que quiere dominar
el planeta.
Esta película
va bastante más allá de las, a su lado, sosas screwball comedies,
porque la aceleración es de tal
envergadura que se ha de ser un fiel seguidor de los géneros que satiriza para poder
«interesarse» seriamente por la trama, aunque, en el fondo, de lo que se trata
es de cómo enfrentarse a unas relaciones familiares deterioradas y tratar de
solucionarlas. La «excursión» por esos mundos paralelos al nuestro permiten
identificar las fuerzas que se oponen y darles una solución integradora; lo que
se resuelve en esos viajes fuera de la realidad acaba sancionándose en esta, de
ahí que, a pesar de la reiteración alocada de las situaciones y de las luchas, sea
importante tener presente cómo se resuelven allí, porque de ello dependerá su
desenlace aquí. Mirado desde este punto de vista, la película acaba resultando
una historia intimista, familiar, cercana a todos los espectadores, aunque la
fabulación que la complica, vía paródica, es «excesiva» para cualquiera. Dicen
que es seria candidata a muchos Oscar, pero, por muy cachonda y divertida que
sea, no pasa de ser una película bastante menor en lo que a sus cualidades
cinematográficas se refiere. Casi podríamos habar de cine «gamberro», al estilo
del de los hermanos Farrelly, pero en modo alguno, al margen de la interpretación,
es una obra que pueda competir, ni de lejos, con Los Fabelmans,
de Spielberg, por ejemplo.
Siempre que me paso por aquí, me rompes todos los esquemas de quien supongo eres jaja está claro que supongo muy requetemal ; ) Jamás de los jamases te hubiera imaginado haciendo una reseña de una peli de artes marciales, mundos paralelos y confictos familiares jaja seguramente es mucho más que eso, el mero hecho de que esté en ella Jamie Lee Curtis la hace interesante y efectivamente nos coloca ante la idea de que tendrá chispa y será divertida a Michelle Yeoh la conozco menos, salvo en El tigre y el dragón, que más que una película parece una inmensa coreografía sobre guerreros boladores que bailan jaja no la he visto trabajar en ninguna película, en fin, si tengo oportunidad intentaré verla porque tras leerte, no sé muy bien qué esperar y eso siempre es bueno en cine ; )
ResponderEliminarMuchas gracias y un beso grande !
A ver si soy capaz de pasarme más a menudo por tu cine
PD
Tengo pendiente Los Fabelmans, de Spielberg, tengo ganas de ver cómo se desarrolla esta pseudobiografía del rey Midas de H. , sobre el papel tiene muy buena pinta ; )
Con el disparate, sonreirás; con el homenaje al cine de Spielberg, reirás y te emocionarás. NO acabo de entender que "compitan" por los Oscars al mismo nivel, o casi...
EliminarFíjate como se ha resuelto el enigma! cuando leí tu reseña me quedé con muchísima curiosidad, ahora aun tengo más... desgraciadamente aun no he visto ninguna de las dos, cuando lo haga te contaré ; )
ResponderEliminarMe ha encantado tu palabra "thaumazein"
Gracias por todo lo que regalas aquí , un beso!
Si has de priorizar, los Fabelmans es, aun a riesgo de equivocarme, la mejor opción... Un beso.
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